2 DE ABRIL DE 1825
Hay una palabra que define muy bien lo que siento.
Tristeza...Pena...Frustración...
Son más de una palabra.
Pero lo que siento en estos momentos es frustración.
Y también siento miedo. Miedo de que ésta sea una señal que nos está enviando Dios. Ricardo y yo somos primos. No debemos de estar juntos.
Está mal.
Tristeza...Pena...Frustración...
Son más de una palabra.
Pero lo que siento en estos momentos es frustración.
Y también siento miedo. Miedo de que ésta sea una señal que nos está enviando Dios. Ricardo y yo somos primos. No debemos de estar juntos.
Está mal.
-La Iglesia está cerrada-se lamenta Ricardo-El párroco no viene hoy a oficiar el Ángelus.
-¿Quién te ha dicho eso?-le pregunto.
-He visto a la señora Bosch.
-¿Qué le has contado?
-Le he contado que venía a ver al párroco. Le he dicho que don Enrique está a punto de regresar. Y que, a su vuelta, se casará con Augusta.
-¡Pero tú sabes que eso es mentira! Yo dudo que esa boda se celebre algún día. Ese hombre no piensa regresar a la isla. Creo que habrá encontrado a una mujer mucho más acorde que él con la que casarse.
-La mujer se lo ha creído. Y me ha contado que el párroco no vendrá hoy. Le han dado un recado urgente desde Balada. Un vecino se está muriendo. Quiere que vaya a darle la extremaunción. No le ha quedado más remedio que ir. Lo siento mucho, Claudia. Tendremos que seguir esperando.
Estamos ante la fachada de la capilla. Ricardo y yo hemos salido a dar un paseo. Al menos, eso es lo que le hemos contado a mis padres.
Ellos no sospechan nada. Piensan que es normal que salga a dar un paseo con mi primo.
-¿Y qué vamos a hacer?-le pregunto a Ricardo.
-Vendremos mañana por la tarde-responde él-Hablaremos con el párroco. Ya veremos lo que sucede.
-Yo no tengo mucha fe.
No hemos podido engañar a Augusta. Damos media vuelta. Hemos venido para hablar con el párroco. Para contarle que estamos Ricardo y yo enamorados.
Pero el párroco no está. Y yo tengo la sensación de que la capilla cerrada es como una especie de señal. No podemos seguir adelante con esta relación. Ricardo está decidido a seguir adelante.
Me besa de manera tierna en los labios.
-Nos casaremos-me promete.
Y yo siento asco de mí misma. No quiero ser tan cobarde.
Trato de buscar algo de fuerza en mi interior. Y siento cómo esa fuerza ha desaparecido por completo.
Tengo mucho miedo.
-¿Y si no podemos conseguir la dispensa papal?-le pregunto.
Ricardo no me responde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario