domingo, 16 de marzo de 2014

UNA BRISA SUAVE

9 DE MARZO DE 1825

-¡Tienes que ayudarme, Claudia!-me implora Dafne-Estoy desesperada. 
-¿Qué te ocurre?
                      Dafne me ha enviado una nota esta mañana por mediación de una de sus criadas. Me citaba en los palmerales. En realidad, queria vernos a Augusta y a mí. Las dos acudimos al encuentro. Yo acudo nerviosa, pensando que, a lo mejor, Dafne lo sabe todo acerca de Ricardo y de mí. Y quiere acusarme delante de Augusta. 
                     Sin embargo, nada más vernos llegar, Dafne rompe a llorar desconsoladamente. Augusta la abraza con cariño. 
-¿Qué tienes, Dafne?-le pregunta-¿Por qué lloras?
-Mis padres están hartos-responde ella-Piensa que nunca me casaré. Dicen que estoy obsesionada con Ricardo. 
                       Yo me acerco a darle un beso en la mejilla para consolarla. En cierto modo, Dafne es mi rival. Está enamorada de Ricardo. 
-Están pensando seriamente en mandarme a la masía que tiene una de mis tías en las afueras de Bolvot-nos explica. 
                     Dafne se está acercando peligrosamente a la edad en la que empezarán a considerarla una solterona. 
-Hablaré con mi hermano-le promete Augusta-Claudia y yo intentaremos que entre en razón y se case contigo. 

 

-Ricardo no está enamorado de mí-afirma Dafne. 
                     Rompe a llorar con desesperación. 
-¿No te das cuenta de que ese tonto te está mintiendo?-insiste Augusta-Piensa que yo podría enfadarme si decide cortejarte. 
                     Pongo una mano sobre su hombro. 
-Augusta...-la llamo. 
                     Pero no sé qué decir. Una horrorosa sensación se apodera de mí. Yo soy la culpable de que Dafne sea tan desgraciada. 
-Me iré a vivir con vosotras-decide Dafne. 
-Tus padres no lo permitirán-le recuerdo. 
                     Dafne no sabe qué hacer. Está desesperada y yo me siento como una furcia al verla así. 
                    Porque es mi culpa. 
-Te pido que me perdones-susurro. 
                    Ni Dafne ni Augusta me escuchan decir estas palabras. De algún modo, lo agradezco. 
                    Dafne se aleja de nosotras. Siente que nadie puede ayudarla. Yo voy tras ella. 
-Dafne...-la llamo. 
-Es inútil, Claudia-se lamenta-Mis padres han tomado una decisión sin consultar conmigo. Pero yo siempre amaré a Ricardo. 

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