CARTA DE LA SEÑORITA DAFNE VELASCO A SU AMIGA LA SEÑORITA AUGUSTA BALLESTER
FECHADA EN EL MES DE OCTUBRE DEL AÑO 1825
Mi querida Augusta:
Cuando leas esta carta, te quedarás un tanto sorprendida.
Voy a casarme. El elegido no es Ricardo, como mi corazón habría deseado. Se trata de Pedro Serrano.
Soy consciente de que estoy cometiendo un terrible error. Cada vez que lo pienso, me dan ganas de tirarme por la ventana de mi habitación.
Mi tía me habla mal de Pedro. Augusta, no soy tonta y sé la clase de hombre que es. Nunca seré feliz a su lado. Tan sólo puedo esperar a que no esté cambiando constantemente de amante. Ha superado bien el rechazo del que fue objeto por parte de tu prima Claudia.
Busca a una heredera con la que casarse. Y me ha escogido a mí. Yo tengo que ceder. Mis padres se oponen.
Ya nada me importa, Augusta. Ricardo nunca ha estado enamorado de mí. Puedo afrontar cualquier cosa que se me ponga por delante. El dolor que siento es intenso.
Mi corazón está roto en mil pedazos. Pero aún sigo viva. Nadie muere de desamor, mi querida Augusta.
Pedro tiene una amante. Se trata de Rosalinda, la prometida del señor Escudero. ¿Sabes que va a casarse? Rosalinda es otra rica heredera. Pero sus padres ya han apalabrado su matrimonio con el señor Escudero.
Te escribo mientras el brasero está encendido en mi habitación. Empieza a hacer mucho frío como para salir a la calle.
Pedro ya ha besado a Rosalinda. Ya la ha acariciado. Ya la ha abrazado.
Y yo siento asco de sólo imaginarme que él será el primero que invada el interior de mi cuerpo.
Debo de agradecer que sepa comportarse con propiedad. Que sólo me bese en la mejilla cuando viene a verme.
Viene a verme todos los días. Pero nunca nos quedamos a solas, ¡gracias a Dios!
Si trata de besarme en los labios, gritaré.
Le escupiré.
No quiero.
Yo...
Yo sólo quiero que Ricardo sea el único.
El único que me bese en los labios.
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