DESPEDIDA EN BOCA DE AUGUSTA BALLESTER
Adiós...
Una simple palabra...¡Y cuán dura resulta de pronunciar!
Se calla mi voz para siempre. Se callan las voces de todos los que han contado esta historia. La historia de mi hermano y de mi prima...Claudia y Ricardo...Ricardo y Claudia...Un amor que fue muy incomprendido.
Se cierran nuestros diarios. Ya no hay más nada que contar.
Nuestras vidas siguen.
Pero hemos alcanzado nuestras metas. Claudia y Ricardo están juntos para siempre. Y yo...¿Qué puedo decir de mí?
Ellos han evolucionado. Ricardo no ha parado hasta lograr su objetivo de ser feliz al lado de la mujer que ama. Claudia ha luchado mucho contra sus miedos y sus vacilaciones. Yo ya no aspiro a nada. Me conformo con lo que tengo. Que es más bien poco. Estoy tranquila. Vivo en paz.
Veo crecer a mis sobrinos. Paso mucho tiempo con mis tíos.
Soy una mujer viuda. Y trato de ocupar mi tiempo de la mejor manera. Pero hemos llegado al final de una etapa. Me da dolor reconocerlo. Todos están en su sitio. Todas las piezas han terminado encajando. Sólo queda la despedida. El adiós definitivo...¡Y cuesta! ¡Cuesta tanto decir adiós!
Para bien, todo ha terminado. El tintero está vacío. La pluma que estoy usando apenas puede escribir ya.
Aprovecho para escribir estas últimas palabras. Para cerrar los diarios que todos hemos llevado en este tiempo. Para despedirme. Para recordar tiempos pasados. Para añorar todo lo que pudo ser y no fue. Enrique...Todavía pienso en ti. Me gustaría saber dónde estás. Me gustaría saber si eres feliz. Me gustaría saber si piensas en mí, aunque sea un poco.
No te odio, Enrique.
Pero todavía te quiero. Fuiste mi primer amor.
Siempre vivirás en mi corazón. También me despido de ti, Enrique. Porque no puedo vivir para siempre atada a tu recuerdo. Porque yo también quiero vivir siendo yo misma. Como lo era una vez antes. Cuando ni siquiera te conocía. ¿Te acuerdas, Enrique? Yo quiero recuperar a la Augusta que una vez fui. La joven llena de vida...Impetuosa...Así era yo antes de conocerte.
Con esta carta, te digo adiós. Con esta carta, decimos todos adiós.
¡Michael! ¿Creías que me había olvidado de ti, cariño?
Han pasado siete años desde que te fuiste. Siete años lejos de ti...Sabiendo que estás con Dios.
Pero yo estoy aquí. Sola...Y echándote de menos. Y es verdad, mi querido Michael. Te echo de menos. Fuiste mi marido. Y fuiste mi mejor amigo. Nuestro matrimonio pudo haber ido mejor. Lo sé. Pero no fue culpa tuya. Tú hiciste lo imposible por hacerme feliz. Me cuidaste. Me mimaste. Hablabas conmigo. Siempre estuviste a mi lado durante el tiempo que estuvimos casados. Yo no lo olvido. Te quiero mucho, Michael. Siempre te querré.
La vida sigue para mí. Lamento mucho el no haber podido llegar a amarte como merecías ser amado. Sé que tú me amabas. A tu modo...Con cierta torpeza...Pero me amabas de manera sincera. Honesta...
Me hiciste muy feliz, Michael. Te estaré eternamente agradecida por ello.
Enrique me abandonó. Tú nunca me abandonaste.
Luchamos juntos por nuestro matrimonio. Y puedo recordarte con cariño. La amargura que siento cuando pienso en Enrique no está presente cuando pienso en ti. En los buenos momentos que pasamos juntos. En nuestros paseos...En nuestras charlas...En nuestra mutua compañía...
Fuimos felices.
Te lo puedo asegurar. Mis sobrinos han crecido. Ya no son unos niños.
Sé que a Sofía ya le están robando detrás de los árboles del jardín sus pretendientes sus primeros besos de amor.
Esto no es nada fácil. Te lo puedo asegurar, mi querido Enrique. Despedirme de manera definitiva de mí.
Han pasado siete años desde que te fuiste. Siete años lejos de ti...Sabiendo que estás con Dios.
Pero yo estoy aquí. Sola...Y echándote de menos. Y es verdad, mi querido Michael. Te echo de menos. Fuiste mi marido. Y fuiste mi mejor amigo. Nuestro matrimonio pudo haber ido mejor. Lo sé. Pero no fue culpa tuya. Tú hiciste lo imposible por hacerme feliz. Me cuidaste. Me mimaste. Hablabas conmigo. Siempre estuviste a mi lado durante el tiempo que estuvimos casados. Yo no lo olvido. Te quiero mucho, Michael. Siempre te querré.
La vida sigue para mí. Lamento mucho el no haber podido llegar a amarte como merecías ser amado. Sé que tú me amabas. A tu modo...Con cierta torpeza...Pero me amabas de manera sincera. Honesta...
Me hiciste muy feliz, Michael. Te estaré eternamente agradecida por ello.
Enrique me abandonó. Tú nunca me abandonaste.
Luchamos juntos por nuestro matrimonio. Y puedo recordarte con cariño. La amargura que siento cuando pienso en Enrique no está presente cuando pienso en ti. En los buenos momentos que pasamos juntos. En nuestros paseos...En nuestras charlas...En nuestra mutua compañía...
Fuimos felices.
Te lo puedo asegurar. Mis sobrinos han crecido. Ya no son unos niños.
Sé que a Sofía ya le están robando detrás de los árboles del jardín sus pretendientes sus primeros besos de amor.
Esto no es nada fácil. Te lo puedo asegurar, mi querido Enrique. Despedirme de manera definitiva de mí.
Pero toca hacerlo.
Las cosas están bien. Me alegro que así sea.
Adiós...¡Hasta siempre! Adiós...
Que tris te y hermosa historia me encanto el final, a pesar de todo te da esperanzas.
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