CARTA DE LA SEÑORITA AUGUSTA BALLESTER A SU HERMANO RICARDO
ESCRITA EN TARRAGONA DURANTE EL OTOÑO DE 1826
ESCRITA EN TARRAGONA DURANTE EL OTOÑO DE 1826
Mi queridísimo Ricardo:
He recibido tu carta.
Soy sincera cuando te digo que me siento muy feliz. Por Claudia...Y por ti...
Me doy cuenta de que merecéis ser felices. Siempre os habéis amado. Incluso, cuando yo intentaba no ver la realidad. Cuando me percataba de que el cariño que existía entre vosotros era diferente.
Nunca miraste a Claudia como se supone que se mira a una prima. Como se supone que se mira a una hermana.
Ella era la escogida en tu corazón.
Y yo, en mi ceguera, me negaba a verlo.
Tengo un sobrino.
No conozco a mi sobrino precisamente por culpa de mi ceguera. Me gusta el nombre que le has puesto.
Adrián...Como se llamaba nuestro padre. A él le habría gustado. Te quería con toda su alma. Y me quería a mí también. Él no se habría opuesto a tu amor por Claudia. O le habría pasado lo mismo que me ha pasado a mí. Le habría costado trabajo entenderlo. Pero, al final, habría cedido.
Te escribo esta carta desde la habitación que comparto con Dafne. Mi amiga yace en su cama, alegando un fuerte dolor de cabeza.
La realidad es que sus padres insisten en verla casada de una vez con Pedro Serrano. Dafne se niega. Y Pedro le da largas a poner una fecha a su enlace.
Pienso en nuestra madre.
¡Mi querido Ricardo! Ella te habría apoyado desde el primer momento.
-¿Qué puedo hacer?-me pregunta Dafne.
-Una solución fácil sería cancelar el compromiso-respondo.
-Lo único que se me ocurre es decirle a mis padres que me quiero meter a monja. ¡Yo no me quiero casar con Pedro Serrano!
Rara vez sale la tía de Dafne de casa.
-¿Por qué no hablas con tu tía?-le sugiero.
-¡No lo entendería!-contesta Dafne, alterada-No quiere que acabe siendo una solterona, como lo es ella.
-¿Nunca has pensado en huir de casa?
Lo irónico de todo esto es que es precisamente ahora cuando Dafne está empezando a olvidarte, Ricardo. Tiene un pretendiente. Se trata de Roberto. Es un viejo amigo de uno de los hermanos de Dafne. La conoce desde siempre.
Dafne no siente por Roberto la pasión que siente todavía por ti. Pero lo quiere. Y su cariño hacia él es sincero. Profundo...
Roberto viene a verla con frecuencia. Le dedica piropos. Le lleva ramos de flores. ¡Le regala flores, Ricardo! Dafne está empezando a ilusionarse con él.
Ayer, salió con él. Estuvieron dando un paseo. Cuando Dafne regresó, estaba muy agitada. Yo estaba sola en el salón. No podía centrarme en la lectura del libro que tenía en mis manos. Se trata de las Cartas de un español a un anglómano, cuyo autor es Pedro Estala.
La tía de Dafne se había retirado a su habitación.
Siempre duerme una siesta prolongada.
No sale nunca de casa.
Tan sólo acude a Misa.
Dafne estaba muy nerviosa. Se sentó a mi lado en el sofá. Y me contó lo que había ocurrido.
Roberto la había besado en los labios.
-¡Y me ha gustado!-casi gritó, presa de los nervios-¡Eso no es normal!¡No está bien!
-Cálmate, amiga-le pedí.
Ahora, Dafne se sienta en la cama. Me confiesa que no sabe qué hacer. Está muy confundida.
-Yo siempre amaré a Ricardo, Augusta-afirma.
Pero también tiene derecho a hacer su vida. Sabe que tú nunca corresponderás al amor que ella te profesa.
-Y está mi compromiso-se lamenta.
Dafne está muy confundida. Por un lado, piensa en seguir adelante con sus planes de boda con Pedro Serrano.
Por el otro lado, piensa en huir con Roberto. Yo le aconsejo que intente tranquilizarse. Cuando esté más tranquila, será el momento de tomar una decisión.
Tú tomaste una decisión hace mucho tiempo.
Y, ahora, eres un hombre feliz. Te vas a casar con Claudia.
Dafne está intentando ser feliz. Tú ya eres feliz con Claudia y con vuestro hijo. Mi sobrino...
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