jueves, 8 de agosto de 2013

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos.
Un mes después de la última entrada que hice en este blog, me gustaría compartir con vosotros este fragmento.
Pertenece al diario de Augusta Ballester, la hermana de Ricardo y prima de Claudia.
He creído que sería una buena idea que viéramos un poco lo que pasa por su cabeza.

 
DIARIO DE AUGUSTA BALLESTER

                  5 de marzo de 1825

                No sé porqué, pero sospecho que algo raro está pasando entre mi hermano Ricardo y mi prima Claudia. Lo que más quiero es que Ricardo acabe casado con Dafne, porque pienso que es la mejor opción para él. Pienso que me estoy imaginando cosas porque existe un gran cariño entre Ricardo y Claudia. Además de primos, son buenos amigos.
            Voy a ver a Ricardo a su habitación. Lo encuentro leyendo un libro sentado en la cama. Aún no se ha puesto la camisa corta de dormir.
             Ricardo se sorprende al verme.
-¿Qué estás haciendo aquí?-me pregunta.
-Tenemos que hablar-respondo-Se trata de tu futuro. De tu vida...
            Me siento a su lado en la cama. Yo tampoco me he quitado el vestido que he llevado puesto durante la cena. Tengo que hablar con mi hermano.
-Pasa algo-digo-No me lo quieres contar.
-¿Qué quieres decir?-me pregunta Ricardo.
-Has rechazado a Dafne por algún motivo. Te pido que me lo digas.
-Creía que ya lo sabías. No estoy enamorado de Dafne.
-Hay algo más. Dafne es la joven idónea para ti. ¿Por qué no quieres casarte con ella? ¡Dafne te adora!
-No podría casarme con ella. No quiero hacerle daño.
-Ya le estás haciendo daño con tu rechazo, hermano. ¿Por qué lo haces? ¿Hay otra mujer? ¿Quién es?
-No hay nadie más. Y...No puedo hablar, Augusta. Lo siento.
-Ricardo...
            Mi hermano es un joven muy temperamental. Dafne es una joven con mucho genio y sé que le podría enmendar. Incluso, puede conseguir que la desee locamente si se lo propone. Ricardo y Dafne harían una buena pareja y todos lo sabemos. Incluido...Ricardo...
-Aún no le has dado una oportunidad-insisto-¿Por qué no te lo piensas bien?
            Mi hermano finge que no me está escuchando. Pero sé que todo lo que estoy diciéndole penetra en su cerebro. Cierra el libro. Lo tira sobre la cama. Yo le acaricio el pelo. Pero él se aparta de mí. Se pone de pie.
-Lo siento mucho, hermana-se lamenta-Pero no puedo complacerte. No puedo hacerle eso a Dafne. No puedo cortejarla. No puedo enamorarla. Y, sobre todo, no puedo casarme con ella. Merece ser feliz. Y no soy el hombre apropiado para ella.
-¡Porque no te has dado a ti mismo la oportunidad de hacerla feliz!-casi grito.



             Me digo a mí misma que estoy viendo fantasmas donde no los hay. Ricardo y Claudia se quieren muchísimo. Pero ese cariño es el que tiene que existir entre dos primos que se han criado como si fueran hermanos. No son amantes. ¿Qué es lo que me está pasando? Para Ricardo, Claudia siempre ha sido como una hermana pequeña. De niños, Ricardo decía que tenía dos hermanas. Una, la mayor, que soy yo. Y otra, la pequeña, que era Claudia.
-Claudia...-susurro.
             Ricardo parece fulminarme con la mirada.
-¿Qué has dicho?-me pregunta.
             Desde hace algunos años, he tenido el sueño de que Ricardo se iba a casar con Dafne y sigo creyendo que eso es lo que va a pasar. Ricardo se casará con Dafne y seguirá mirando a Claudia como lo que es: nuestra prima.
-He estado pensando en nuestra prima-respondo-En lo unidos que estamos los tres. Nos queremos.
-Sí...-dice Ricardo.
             Claudia siempre ha querido a mi hermano por cómo es. Siempre ha pasado por alto sus defectos. Y siempre se ha centrado más en sus virtudes. Claudia puede poseer el don de llegar a conocer el interior de las personas. En los últimos tiempos, me temo, ha ejercido más de hermana con Ricardo que yo. Mi hermano se ha apoyado muchísimo en ella. Claudia le regaña cuando tiene que hacerlo, mientras que yo sueño con convertirme en la condesa de Noriega.
             Pero es con Dafne con  quien Ricardo se va a casar.
-Ella te aconseja lo mismo que yo-prosigo, refiriéndome a Claudia.
-¿Tenemos que hablar de ella ahora?-bufa Ricardo.
             Lo noto molesto. Se pone tenso cuando menciono a Claudia.
             Algún día, don Enrique me convertirá en su esposa, pero quiero ver a mi hermano casado porque no quiero que se quede solo. Dafne podría ser la mujer perfecta para él, pero Ricardo no quiere darle una oportunidad. No es justo.
             Yo confío en que mi matrimonio con don Enrique, de llegar a celebrarse, sea todo un éxito. Soy consciente de que don Enrique es un hombre realmente apasionado. Y me gustaría estar a la altura de las circunstancias cuando nos casemos.
-Es nuestra prima-digo-Y te quiere muchísimo.
             De estar vivos, nuestros padres habrían aconsejado a Ricardo. Le habrían asegurado que Dafne Velázquez es la mujer que más le conviene. De estar vivos nuestros padres, no me cabe la menor duda de que Ricardo les habría hecho caso.
            Me pongo de pie y me acerco a él para darle un abrazo.
-Buenas noches, hermano-le digo-Qué descanses. Piensa bien en lo que te he dicho.
-Lo mismo digo-me contesta él-Y te pido perdón, Augusta. Pero...No te haré caso. Lo siento de verdad.