jueves, 31 de julio de 2014

LUCÍA PARRADO

Hola a todos.
Hoy, aunque éste no sea el blog. Me gustaría hablaros un poco acerca de uno de mis personajes más queridos.
Se trata de Lucía Parrado.
Lucía aparece en mis novelas Un amor imposible y Con el corazón roto. 
Es un personaje secundario, pero es bastante importante. Vive su propia historia de amor con Ethan Beckham, el hermanastro de Olivia. Además, Lucía es amiga de las hermanas Abby y Tracy Wallace y se lleva muy bien con Olivia.
Lucía es hija de un próspero terrateniente mexicano afincado en San Ezequiel, el pueblo donde transcurren los primeros años de vida de Olivia.
Es una joven hermosa, inteligente y decidida. Ésta última faceta de su carácter aflora a la superficie cuando se enamora de Ethan Beckham. Él representa todo lo que su padre no desea como su futuro yerno: gringo, pobre y bastardo, aunque todo el mundo sepa que Ethan es hijo de Sean O' Hara (el padre de Olivia).
Ethan piensa que no vale nada para una mujer como Lucía y piensa que es mejor alejarse de ella. Pero Lucía no se rinde y hará todo lo que esté en su mano para poder estar al lado de Ethan. Es de carácter más bien tranquilo. Pero no puede resistirse a la llegada del amor.

  Lucía Parrado.

 Ethan Beckham.

miércoles, 30 de julio de 2014

ISLA DE BUDA

Hola a todos.
Hoy, me gustaría que me acompañarais a dar un pequeño paseo por el lugar donde transcurre la historia de amor entre Ricardo y Claudia. 
La isla de Buda es una isla marítimo-fluvial que se encuentra en el extremo oriental del Delta del Ebro. Pertenece a Tarragona. 
En la actualidad, es uno de los humedales mejor conservados de toda España y es la isla más grande de toda Cataluña. 
En la actualidad, sólo viven dos matrimonios en la isla. Pero, en tiempos, llegaron a vivir hasta cincuenta familias en la isla. 
La despoblación siempre es una pena. 
Había, incluso, una escuela para los niños que vivieron allí. Hay una Iglesia en la isla. 
Podemos encontrar arrozales, que constituían la principal economía de la isla. Hay playas con dunas. Hay bosques donde uno quiere perderse. Y podemos encontrar "calaixos", que son lagunas interiores que están comunicadas con el río Ebro. 
En este paisaje transcurre la historia de amor entre Ricardo y Claudia. 


Una foto de la isla de Buda. 

lunes, 28 de julio de 2014

ESTO SE ACABA

Hola a todos.
Hace más de un año que empecé a subir a este blog esta historia.
Encontré este blog, uno de mis blogs perdidos, casi por casualidad, en otra cuenta. Una cosa parecida a la que me pasó con mi blog "El blog de lady Parthenia Westland", blog que he dedicado a este, en mi opinión, infravalorado personaje secundario de Pecados inconfesables. Lo encontré, como se suele decir, de chiripa, intentando entrar en mi cuenta donde tengo mi blog "Un blog de época" y otros blogs".
Poco a poco, nos estamos acercando al final de esta historia de amor entre Ricardo y Claudia.
Yo deseo de corazón que os haya gustado.
A mí me da algo de pena que termine.
Me gustan los personajes de Ricardo y Claudia. Dos jóvenes miembros de la misma familia que se han enamorado perdidamente.
Él es un joven apasionado y seguro de sus sentimientos. Ella es una joven de su tiempo que ve cómo la llegada del amor lo vuelve todo del revés.
Me gusta el escenario en el que transcurre la historia. La isla de Buda es un lugar muy bonito, con mucha historia y con lugares que vale la pena descubrir.
Y la época en la que transcurre esta historia de amor es de mis favoritas. El siglo XIX...
Estoy muy contenta con el lugar donde transcurre esta historia porque me ha permitido conocerlo mejor.
Estoy muy contenta con los personajes que creado.
Estoy muy contenta con la historia que estoy contando.
Estoy, en resumen, realmente satisfecha con cómo está avanzando.
El desenlace llegará, Dios mediante, a lo largo del mes de agosto, que empieza en unos días.
Espero que os guste lo que queda por venir.
Muchísimas gracias por estar ahí siempre.

domingo, 27 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

DIARIO DE LA SEÑORITA CLAUDIA BALLESTER

24 DE MARZO DE 1825

                            Ricardo y yo nos encontramos a solas en el salón. Tengo la sensación de que esta situación se nos ha ido de las manos desde hace mucho tiempo. 
                            Mi conciencia me grita que me aleje de él. Ricardo se acerca a mí y me da un beso en la mejilla. 
-Augusta ya lo sabe-me comunica-Se lo he contado yo. 
-¡Oh, Dios mío!-exclamo, presa de la angustia más terrible. 
                             De pronto, entiendo el extraño comportamiento que tuvo Augusta el día antes. No se trata sólo del dolor que le produce estar lejos de don Enrique. 
                              Sabe que Ricardo y yo somos amantes. No sé cómo voy a mirarla a la cara. No sé qué he de hacer para alejarme de Ricardo. 
-Mamá y papá están haciendo muchos planes para mí-empiezo a hablar-Planes que guardan relación con mi futuro. Con lo que ellos esperan de mí. ¿Qué quieres que haga?
-No me alejes de tu vida-contesta Ricardo, casi con desesperación. 
                            Me coge las manos. Me las besa muchas veces con fervor. 
-Es muy tarde para volver atrás-me recuerda-Ya somos amantes. 
-¡Soy tu prima!-le recuerdo casi a gritos-No soy tu amante. ¡Cielo Santo! 
                             Siento el deseo de echarme a llorar. Siento el deseo de alejarme de Ricardo. Pero él me besa en las mejillas, bebiendo mis lágrimas. Sí...No me he dado cuenta de que estoy llorando. Estoy llorando de angustia. 
-¿Y qué va a pasar ahora?-le pregunto con voz lastimera. 
-Podemos huir juntos-responde Ricardo. 
                          Me abrazo a él. 


                          Ricardo me besa en la frente. Me besa en una sien. 
                         No puedo alejarme de él. ¡Qué Dios me perdone! 

viernes, 25 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

DIARIO DE LA SEÑORITA AUGUSTA BALLESTER

23 DE MARZO DE 1825

                     Estoy recostada en un sillón del salón. 
                    Claudia está tejiendo una manta. La veo sentada en el sofá junto a tía Prudencia. Aún no he podido hablar con ella. 
                     Mi prima es el calco de mi tía Prudencia. No puedo negar que se ha convertido en toda una belleza. Claudia posee esa clase de belleza angelical que debe de atraer la atención de los hombres. Además, posee unos modales exquisitos. Cuando sea presentada en sociedad, pienso, causará sensación. Si es que llega a viajar a Barcelona para su puesta de largo. 
                       A ello, hay que añadir su cabello de color dorado pálido. Su rostro de facciones delicadas y suaves...Su piel blanca...
-Te noto pensativa, Augusta-observa tía Prudencia. 
-¿Has vuelto a tener noticias del conde?-inquiere Claudia. 
-Dudo mucho que ese hombre regrese algún día. 
                           Yo no hablo. No contesto. No sé qué hacer. 
                           Ricardo y tío Tomás han estado encerrados en el despacho durante gran parte de la tarde. Están hablando de las tierras de cultivo que posee nuestra familia. Una parte de esas tierras son de Ricardo y mías. Pero no sabría qué hacer con ellas. 
-Detesto hablar de negocios-dice Ricardo cuando tío Tomás y él salen del despacho. 
-Eres muy joven para preocuparte por los negocios-le recuerda tío Tomás-Pero eres el único hombre de la familia después de mí. A mi muerte, te toca ocuparte de todo. Del dinero...De la masía...De la familia...
                             Ricardo no me mira. A quien mira es a Claudia. 
                             Se acerca a ella y deposita un beso en su frente. 
                              Veo cómo acaricia su pelo con la mano. Y ella...Le sonríe.
                              Le da un beso en la mejilla a mi hermano. Tía Prudencia carraspea. Pero también sonríe. 
-¿No crees usted, tía, que están haciendo mal?-le pregunto. 
-Son como hermanos-responde tía Prudencia-Han crecido juntos. Se quieren mucho. 
                            Me pregunto si Claudia ha yacido entre los brazos de Ricardo. ¡No quiero pensar en eso! 
-Estás enferma-observa tía Prudencia-Tienes mala cara. Ese conde será tu muerte, Augusta. Ve a acostarte un rato. Necesitas descansar. Casi no comes. 

jueves, 24 de julio de 2014

COMO UN BÁLSAMO

Hola a todos.
Lo prometido es deuda. Ya que este relato está dividido en dos partes que se pueden leer de manera independiente, aquí os dejo con la segunda y última parte del mismo.
Me alegro mucho de que os haya gustado Como un bálsamo. 
Espero que os guste el final de la historia de amor de esta pareja que se enamora en un lugar increíble: la Villa de las Estrellas, en la Antártida, en el año 1999.

Estaba confuso. Todo el mundo parecía decírselo.
            Daniel, el novio de Adriana y hermano mayor de Mónica, había ido a verle a casa. No estaba. Sergio regresaba de sacar algo de dinero del cajero automático. Encontró a Daniel esperándole frente a la fachada de su casa. Por lo visto, había oído algunos comentarios acerca de su relación con Mónica.
-¿Es que te estás aprovechando de mi hermana?-le increpó nada más verle-¡No me mames!
-Daniel, no tengo ganas de hablar de eso-contestó Sergio, con tono cansado.
-Es que estoy oyendo toda clase de rumores.
-Mónica es una muchacha muy linda. Y yo ya no soy un muchachito. Pero…No te lo voy a negar. Hay algo muy intenso entre nosotros.
            Daniel estaba atónito. Pensó que, definitivamente, Sergio se había vuelto loco. ¿Acaso se había olvidado por completo de Alba?
-No quiero que lastimes a Mónica-le advirtió-Si llegas a lastimarla, no respondo de mí.
-Nunca lastimaría a Mónica-le aseguró Sergio-Ella es muy importante para mí.
            Se había convertido en alguien importante para él. A pesar del dolor que sentía por la pérdida de Alba. Pero aquel dolor era cada vez menos intenso. Cuando se despertaba por las mañanas, acudía a su mente la imagen de Mónica. Su sonrisa parecía iluminar las largas noches de la Antártida. A su lado, el frío desaparecía. Ya salía el Sol.

            Mónica acudió a verle al cabo de algunas noches.
-Piensas que estoy cometiendo un error-dijo la joven nada más entrar en su casa.
-Pienso que no sé adónde conducirá todo esto-le aseguró Sergio.
-Sea lo que sea, está siendo muy hermoso.
            Acabaron en la habitación. En la cama de Sergio…Los dos medio desnudos, vestidos tan sólo con la ropa interior.
            No podían dejar de besarse. Se acariciaban con las manos. Se acariciaban el uno al otro con los labios. Se tocaban. Se abrazaban. Se lamían mutuamente. Se chupaban el uno al otro. Se mordisqueaban el uno al otro. Se rozaban.
            Y, finalmente, acabaron estrechándose el uno contra el cuerpo del otro en un abrazo interminable.
            Sergio no pudo conciliar el sueño. Recordaba su encuentro con Daniel de días antes. Y se sentía culpable por no sentir dolor al recordar a Alba.
            Se sentía culpable por creer que Mónica dormida era la cosa más bonita que jamás había visto. Estaba tranquila. Respiraba paz.
-Mónica…-murmuró Sergio cuando miró el reloj y vio que eran las seis de la mañana.
-¿Qué?-croó ella, igual que una graciosa ranita.
            Se desperezó en la cama.
-Son las seis de la mañana-le advirtió Sergio-Tus papás no saben que estás acá conmigo. Deben de pensar que estás durmiendo. Y podrían pasar a tu habitación a despertarte. Y verán que no estás.
            Mónica se echó a reír. Al reírse, parecía iluminar toda la Antártida.
            Las ventiscas de nieve desaparecían. La temperatura aumentaba.
-Mis papás creen que estoy en casa de Adriana-le contó a Sergio en tono risueño-No sospechan nada.
-Eres una pícara-se rió él.
            Ella le besó en los labios. Fue un beso intenso.
-Puedo quedarme un ratito más-sugirió.
            Sergio llenó de besos la cara de Mónica mientras se ponía encima de ella. La besó también en el cuello.

            Adriana se enteró enseguida de que Mónica se estaba viendo con Sergio. En concreto, lo supo cuando les vio besándose frente a la escuela.
            Cuando Sergio se alejó, Mónica se topó de bruces con Adriana.
-¿Es qué estás de novia con Sergio?-le preguntó a bocajarro la chica.
            Mónica no se esperaba aquella pregunta en absoluto.
-¡Oh, Dios mío!-respondió-¡Nos acabas de ver!
            Adriana miró a ambos lados. Villa de las Estrellas era un lugar donde todo el mundo se conocía. Pero, en aquellos momentos, parecía estar desierta.
-¿Qué pasó?-la interrogó Adriana.
-Yo lo amo mucho-contestó Mónica-Igual que lo amaba cuando era chiquita.
-Pero han pasado muchos años.
            Adriana no se lo podía creer. Siendo sinceros, Mónica tampoco se lo podía creer.
-¿Y qué siente Sergio por usted?-le preguntó Adriana-¿Se te ha declarado?
-Yo siento que él me ama también-respondió Mónica.
-Pero no te lo ha dicho.
-No quiero presionarle. Regresó acá porque su novia se murió. Yo no quiero obligarle a nada. Yo sólo quiero esperar. Ver qué va a pasar. Si él me ama, me lo demostrará. Me lo dirá.
-¡Ay, amiga!
            Adriana abrazó con cariño a Mónica.
-Todo es muy complicado-admitió Adriana-Yo estuve tras Daniel durante mucho tiempo. Y es ahorita cuando, por fin, se me ha declarado. Parezco una estúpida.
-No eres ninguna estúpida-le aseguró Mónica-Eres una mujer enamorada. Tan sólo eso…

-¿Te has vuelto loca?-le espetó Mar, la madre de Mónica a su hija.
            Se encontraban en la sala de estar. Era de noche. La luz estaba encendida. Mar no solía fumar. Pero, en aquellos momentos, deseó poder encender un cigarrillo. ¿Qué estaba haciendo Mónica abrazada a Sergio en mitad de la calle?
-Ya te han ido con el chisme-contestó Mónica.
            Por suerte, su padre todavía no había llegado. Se pasaba todo el día metido dentro de la base. En ocasiones, Mónica lo agradecía.
            Mar se paseaba de un lado a otro de la sala de estar. Debía de mantener la calma.
            Pero le costaba trabajo estar tranquila. Mónica ya no era una niña. Eso era lo peor.
            Podía enamorarse. Podía, incluso, casarse.
            Mónica estaba muy rígida. Se la veía muy seria. Sabía que la noticia no iba a tardar mucho en llegar a oídos de sus padres. Posiblemente, Daniel se lo había contado. Sergio ya se lo había advertido. Daniel estaba al tanto de la relación que ambos mantenían. Daniel debía de preocuparse de no contagiarle una enfermedad venérea a Adriana de casarse con ella. Había estado acostándose con miles de mujeres. Tanto en Villa de las Estrellas como cuando estuvo una temporada viviendo en Santiago de Chile. No fue a visitar a los abuelos durante todo aquel periodo de tiempo.
-¡Te han visto abrazada a Sergio en mitad de la calle!-le espetó Mar a su hija.
-¿Y cuántas veces hemos visto a Daniel haciendo cosas peores?-le preguntó Mónica con intención.
-Mija, no compares.
-Él es un hombre. Yo soy una mujer. Conozco esa historia. No me gusta.
-Sergio tiene que venir acá a hablar con tu papá. Entonces, podrás salir con él, si es eso lo que quieres.
            Lo malo era que Mónica no parecía estar dispuesta a hacerle caso. Mar era consciente de lo mucho que había crecido su hija a lo largo de los últimos años. No podían tenerla todo el día encerrada en casa con cualquier excusa. Salía a la calle.
            Quería llevar su propia vida.
-¿O es que piensas ser su amante?-le preguntó Mar, nerviosa-¡Contesta!
-Haré lo que me plazca-respondió Mónica, poniéndose de pie.
            Salió de la sala de estar con paso firme.
-¡Mónica!-la llamó a gritos su madre.
            Mar se dejó caer en el sofá con gesto cansado.

            Daniel también opinaba lo mismo que Mar. Sin embargo, ambos prefirieron no contarle nada a su padre. El teniente Onarrubia vivía en la base. Daniel nunca había ido a visitarle allí. Pero quería pensar que quería a su padre.
            La relación entre Mónica y Sergio continuó en los días siguientes.
            Él era feliz cuando Mónica entraba en su casa.
            Luego, en su cama, todo se desataba. Se desataban los besos que se daban. Se desataban las caricias que se brindaban con las manos. Las caricias que se brindaban con los labios. Se abrazaban muchas veces. Sergio besaba el cuello de Mónica. Se amaban. Se poseían mutuamente

            Y, al final, Mónica se quedaba dormida con la cabeza apoyada sobre el hombro de Sergio. Sintiendo los besos que él le daba en la frente. Sintiéndose protegida por sus brazos.
-Te amo-le susurró una mañana, cuando vio a Mónica vestirse. 
                      Ella se había puesto los pantalones. Se había puesto la blusa de color blanco que llevaba. Pero todavía no se la había abrochado. 
-¿Qué has dicho?-le  preguntó. 
-He dicho que te amo-respondió Sergio. 
                    Y empezó a hablar. Le contó lo destrozado que estaba cuando murió Alba. 
                     Le cogió la mano mientras hablaba. 
                    Le contó que todo había cambiado para él desde que la vio a ella en primer lugar cuando regresó a la villa. Sentía que Mónica era lo único por lo que valía la pena todo. Luchar. Vivir. 
                     Sentía que ella era la razón de todo su ser. Del seguir vivo. Del seguir luchando. Y, mientras hablaba, Mónica lloraba de pura alegría.
-Hablaré con tus papás y con Daniel-le prometió Sergio. 
                     Aún seguía acostado. No se había vestido. 
-Si no lo entienden, peor para ellos-añadió Sergio-Te necesito en mi vida. A mi lado...Te amo con todo mi ser. 
-Sergio...-dijo Mónica-Yo también te amo. Te amo desde hace mucho tiempo. 
                       Los dos se fundieron en un denso y largo beso. No dejarían nunca de besarse. 

FIN 

miércoles, 23 de julio de 2014

ROSA DE LA SANTA CRUZ

Hola a todos.
He escogido, en el día de hoy, este blog, para presentaros a un personaje que dará de que hablar dentro de algún tiempo.
Se llama Rosa Isabel de la Santa Cruz. Rosa es la menor de seis hermanas, primas por parte de padre del duque de Puertollano. Un espantoso suceso marcó su niñez cuando su hermana mayor, Aurora, asesinó brutalmente a Fernando, su primo y duque de Puertollano, y a su futura esposa Elena para, después, quitárse la vida.
A pesar de ser tan sólo una jovencita de diecisiete años en el momento de empezar la historia, Rosa trata de mantener unida a su familia.
Es alegre y extrovertida que se muestra al mundo tal y como es.
Es sencilla y muy leal a su familia.

martes, 15 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

DIARIO DEL JOVEN RICARDO BALLESTER

22 DE MARZO DE 1825

-¡No puedes estar hablando en serio!-me grita Augusta, descompuesta-¡Tiene que ser una maldita broma!
-Te juro por la memoria de nuestros padres que te estoy diciendo la verdad-afirmo con pasión. 
                             Augusta y yo hemos salido a dar un paseo. No soy capaz de quitarme de la cabeza la imagen de Claudia. Mi hermana no sabe nada. 
                              Sólo sabe una parte de la verdad que le he contado. Pienso que he hecho lo correcto. 
                              Me santiguo cuando paso por delante de la capilla donde acudimos a Misa todos los domingos. Muy cerca de la capilla, se encuentra la escuela de la isla. Augusta hace una broma con respecto a que la formación de la isla no debe de tener unos cien años. Se lo ha oído decir a unos vecinos mayores. Yo tengo la mente puesta en otra parte. 
                              Nuestros pasos nos llevan muy cerca de los arrozales. Es la hora de descanso de los jornaleros que trabajan allí. Agradezco que los jornaleros estén descansando. Me siento un poco más cómodo para poder hablar con Augusta. Y es, entonces, cuando empiezo a hablar. 
-Hermana, yo quiero mucho a Claudia-le confieso. 
-Yo también la quiero mucho, Ricardo-corrobora Augusta-Es como una hermana menor para mí. 
-No la quiero como a una hermana. Se trata de otra clase de amor. No sé por dónde empezar. 
                           Ni yo mismo sé en qué momento me di cuenta de lo que realmente siento por Claudia. 
                          Anoche, volví a colarme en su habitación. Volví a yacer con ella. Volví a llenar de besos cada centímetro de su piel suave. 
                          No se lo cuento a Augusta. A medida que voy hablando, el rostro de mi hermana se va descomponiendo. 
                           Me siento incapaz de dejar de hablar. Acabo confesándole a  Augusta que estoy locamente enamorado de nuestra prima. De pronto, oigo como alguien grita. Y me doy cuenta de que es Augusta quien ha gritado. 
-¿Lo sabe Claudia?-me pregunta con apenas un susurro. 
-Se lo he contado-le respondo. 
-¿Y qué es lo que dice?
-Corresponde al amor que le profeso. También está enamorada de mí. Ya sabes lo que eso significa. 
-¡Os habéis vuelto locos los dos! ¡Oh, Dafne! ¡Mi pobre amiga! Ella no sabe nada. 
                          Augusta empieza a caminar a toda prisa. Intenta mantenerse alejada de mí. 
                         No sabe qué decirme. Yo la oigo lloriquear. 
                         Está realmente dolida con Claudia y conmigo. No entiendo el porqué de su actitud. 
-No hemos hecho nada malo-le aseguro.
-Vamos a pasar por delante de la capilla-me escupe-No quiero que mientas. Podrías acabar en el Infierno. 
-Claudia y yo nos amamos, Augusta. No puedo hacer nada para cambiar eso. 
                           Mi hermana guarda silencio. No ve las cosas del mismo modo que yo las veo. Piensa que mi amor por Claudia es una aberración. Puede que no piense eso realmente. De momento, está muy disgustada. Pero también está muy sorprendida. 
-No le diré nada a tío Tomás-me dice-Dame tiempo para digerir esto. Por favor...
-Antes o después, Claudia y yo nos escaparemos juntos-le advierto. 
-No lo haréis. Primero, haréis las cosas bien. Hablarás con el tío Tomás sobre vuestra relación. No quiero saber hasta dónde habéis llegado. Tengo ganas de vomitar. 
-Augusta, espera. 
                             Mi hermana sigue caminando. No se detiene. 

 

-Ricardo...-me dice-Déjame estar sola. No soporto estar cerca de ti. 
-Entiendo que estés enfadada-admito. 
-No estoy enfadada. Estoy dolida. Me siento traicionada. Yo os quiero mucho a Claudia y a ti. Y quiero también a Dafne. 
-Tus planes no han salido bien. Perdóname. Sé cuánto deseabas verme emparejado con Dafne. 

sábado, 12 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

21 DE MARZO DE 1825

                                Mi doncella cepilla mi cabello. 
                              Ante mí, aparece reflejado  mi rostro en el cristal del espejo. Me asusto cuando veo mi cara. Estoy muy pálida. Casi no he podido conciliar el sueño esta noche. 
-¿Se encuentra bien, señorita Claudia?-me pregunta mi doncella. 
-He dormido mal-respondo-Eso es todo. 
-Puede que le preocupe algo. Debería de hablarlo con su padre. 
-Preferiría no hablar con él. No es nada. 
                                Ya estoy vestida. No me atrevo a bajar a desayunar. No tengo mucha hambre. 
                               Mi doncella termina de hacerme el moño. No quiero seguir contemplando mi imagen reflejada en el cristal del espejo de mi tocador. 
-Si lo prefiere, señorita Claudia, puede quedarse aquí todo el día-me sugiere mi doncella-Le diré a su padre que no se siente bien. 
                              Tengo frío, a pesar de que la Primavera llega hoy. Me pongo de pie. Paseo por mi habitación. 
                               Me acerco a la ventana. Está cerrada. No quiero pensar en nada. 
                               No quiero recordar lo que me dijo anoche Ricardo. Huir juntos. Abandonar Buda. Abandonar a nuestra familia. Irnos lejos. 
                                No puedo hacerlo, pienso. 
                                Cerrar los ojos. Arrojarme en sus brazos. E irme con él de Buda. 
-Señorita Claudia...-me llama la atención mi doncella-Está llorando. 
-No es nada-miento.

  

viernes, 11 de julio de 2014

FRAGMENTO DE "LO QUE CALLAMOS"

Hola a todos.
Hoy, hago un inciso en esta historia porque me gustaría compartir con vosotros uno de mis escritos desde este blog.
Este escrito pertenece a un fragmento de mi novela Lo que callamos. 
Lo que callamos es una novela que transcurre a lo largo de la década de 1980. 
Gabriel y Daniela van juntos al instituto y se conocen de toda la vida. Al llegar a la pubertad, empiezan a sentir cierta atracción el uno por el otro. Al llegar a la adolescencia, Gabriel invita a Daniela a salir y ella acepta. A partir de ahí, iniciarán un noviazgo. 
Los dos se aman de verdad. Sin embargo, hay cosas que guardan para sus adentros. Cosas como que a Daniela no le gustan las aficiones de Gabriel (su pasión por el rock) o que no quiera estudiar. O que Gabriel espera que su novia sea un poco más comprensiva con él. 
Os dejo con un fragmento de esta historia. 

                       Una noche, Daniela y Gabriel salieron de copas con unos amigos. 
                       Se daban cuenta de que últimamente no salían mucho ellos solos.
                       Lo achacaban al cansancio. Daniela no terminaba de asumir su nueva situación. 
                       Se lo comentó a Gabriel cuando se subieron al coche. 
-El embarazo me está retrasando mucho-le contó a modo de queja. 
                       Era cierto que todavía no se le notaba el embarazo. Estaba a punto de entrar en el cuarto mes de gestación. Sin embargo, empezaba a aparecer una ligera curva en su vientre. Gabriel le tocó con cariño el vientre. 
                       Después, arrancó el coche. Pero Daniela sentía el deseo de hablar aquella noche. 
-Hay más-añadió. 
                         Gabriel torció al llegar a la esquina. Pensaba que había ciertas cosas de las que no quería hablar. No quería discutir con Daniela. 
                          Por eso, no quería hablar con ella de nada. 
-No soporto que estés todo el día con la guitarra-se sinceró la joven-No te tomas en serio nada. La vida es mucho más que estar con los colegas. 
                         El coche se detuvo al llegar a un STOP. Gabriel se envaró. Daniela no podía parar de hablar. La mirada compasiva que le había dedicado su profesora en la clase de Anatomía fue la gota que colmó el vaso. ¡Incluso, le habían sugerido el no entrar con sus compañeros a una Sala de Autopsias! Daniela se sintió humillada. Se preguntó así misma si Gabriel la escuchaba. 
-¡No me estás escuchando!-protestó Daniela. 
-Lo que no quiero es discutir contigo-se sinceró Gabriel-Creía que tú querías tener un hijo. Nunca mencionaste nada acerca de abortar. 
-Yo sí quiero tener un hijo contigo. Pero pienso que nos hemos adelantado. 
-Entiendo que pienses que soy un irresponsable. Pero también trabajo. Trato de sacaros adelante a los dos. 
-La banda no es lo único que me molesta. Hay cosas de ti que me disgustan. En ocasiones, pienso que me ocultas algo. Y que no me lo quieres contar. Y me enfado porque no tienes confianza conmigo. Porque te lo guardas todo para ti. 
-No es así, Dani. Créeme. Pero no quiero discutir contigo. Te doy la razón. 
-Pero haces lo que te da la real gana. La relación de pareja no funciona así. Me disgusta que seas así, Gabriel. 
                              El coche circulaba por la carretera. 
                              Daniela sentía cómo todo su cuerpo temblaba de nerviosismo. 
                             También le confesó que, a veces, tenía la impresión de que sólo la quería por su cuerpo. Cuando estaban en la cama y hacían el amor, la besaba con tanta fuerza que Daniela sentía que la iba a absorber. El coche se detuvo cuando llegaron a un semáforo en rojo. 
-¿Te disgusta hacer el amor conmigo?-le preguntó Gabriel a bocajarro. 
-Me gusta estar contigo-respondió Daniela-Pero la vida es mucho más que sexo. 
                           Y, en su opinión, Gabriel, en ocasiones, quería imitar las películas que daban los viernes a medianoche por el Canal Plus codificadas. No estaban abonados al Plus. Pero Gabriel las veía. 
-Lo único que quiero es demostrarte lo que siento-afirmó el joven-Pero veo que te doy asco. 
-Me gusta cuando me besas-admitió Daniela-Cuando me acaricias. Pero no soy un objeto. Soy tu mujer. 
-Tú esperabas mucho de mí y no te estoy dando nada de lo que pides. 
-Yo esperaba al casarme contigo otra cosa. 
-Una boda por la Iglesia...Quieres que sea como tú y que vaya la Universidad. Pero mi rollo es otra cosa. 
-El problema es que hemos callado durante mucho tiempo la verdad. El uno es una decepción para el otro. Hemos querido cambiarnos mutuamente. No estamos nada contentos el uno con el otros. Ésa es la realidad, Gabriel. 
                          Daniela clavó sus ojos en la cara de Gabriel. 
                          Había mucha tensión entre ellos. Los dos habían querido evitar aquel momento. Se miraban a los ojos y sentían que estaban ante un extraño. Se conocían de toda la vida, pero no habían sabido entenderse el uno al otro. 
-¿Y quieres que nos divorciemos?-le preguntó Gabriel. 
-No sé lo que quiero-respondió Daniela con sinceridad-Si nos divorciamos, será un escándalo terrible. 
-¿Lo dices por el niño?
-Un niño necesita crecer con sus padres. 
-Eso no es del todo cierto. Me enteré cuando tenía trece años de que mis padres no eran mis padres. Soy adoptado. ¿Te acuerdas de cuándo fuimos al cementerio hace unos años? Acudí al entierro de mi verdadero padre. No quise contártelo. Pero, ahora, ya lo sabes. 
-¡No me lo dijiste! 
                               Había cierta irritación reflejada en el rostro de Daniela. También Gabriel le ocultaba cosas. El joven se sintió mal por no habérselo contado antes a su mujer. 
                             Se inclinó y depositó un beso en la mejilla de Daniela. Ella no sabía qué decir. 
-Llévame a casa de mis padres-le pidió-Necesito pensar. 
-¿Es que vas a pedir el divorcio?-se asustó Gabriel. 
-No lo sé. Lo único que sé en estos momentos es que necesito pensar en muchas cosas. No...Para en el siguiente semáforo. Iré andando hasta la casa de mis padres. 
                            Gabriel se arrepintió de haber hablado. Por hablar, podía perder a Daniela. 

jueves, 10 de julio de 2014

UNA IMAGEN DE CLAUDIA

Hola a todos.
Antes de continuar con la historia, aquí os dejo con esta foto que he encontrado navegando por Internet.
Es de la actriz Gwyneth Paltrow, a quien he escogido para representar en esta historia a Claudia.
En la interpretación que hizo en la película Emma, en 1996, basada en la novela del mismo nombre de la gran Jane Austen, Gwyneth encarna, además, a la perfecta Claudia.
Con su cabello rubio...Con sus ojos azules...Con sus mejillas sonrosadas...Además, al igual que Claudia, posee un porte elegante y aristocrático.
Yo creo que es la perfecta Claudia Ballester.
¿Vosotros qué pensáis?

miércoles, 9 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

20 DE MARZO DE 1825

                             Es ya tarde. 
                             Pero he querido escribir estas líneas en mi diario. 
                             Hemos asistido a la fiesta que han celebrado uno de nuestros vecinos, los Llopis, en su masía. 
                             Ha sido una fiesta realmente incómoda. Dafne ha acudido a la fiesta en compañía de sus padres. Y Pedro Serrano también se ha encontrado allí. Y yo he ido acompañada por mis padres, por Augusta y por Ricardo. 
                             Deseo salir corriendo de allí. 
                             Augusta, Dafne y yo nos sentamos cada una en una silla. Aceptamos los vasos de limonada que nos ofrece uno de los criados de los Llopis. Bebo un sorbo de mi vaso de limonada. El baile acaba de empezar. 
                           Varias parejas se congregan en la improvisada pista de baile. Dafne me palmea la mano. 
-Espero que Ricardo me saque a bailar-me comenta con ilusión-Puede que hoy pida mi mano en matrimonio. 
                            Nos habla a Augusta y a mí. 
-Enrique no ha venido-se lamenta mi prima-Pero Barcelona no está tan lejos de Buda. ¿Verdad que no? 
-Don Enrique tiene asuntos importantes de los que ocuparse en Barcelona-le contesto a Augusta-No soy quién para contarte nada. Lo último que quiero es que sufras. Pero...
-Claudia, no soy tonta-me interrumpe Augusta. 
-¿Qué quieres decir?
-Sospecho lo que hace Enrique en Barcelona. Sospecho que no me es fiel. Pero no lo veo y prefiero no pensar en eso para no sufrir. 
                           La contestación de Augusta me deja sin habla. Mi prima sabe muchas cosas. Pero intenta no pensar en ellas. Bastante está sufriendo porque las sabe. Y yo me asusto. Augusta puede saber otras cosas. Es muy inteligente. 
                           Quizás, no sea tan culta como lo es don Enrique. Pero es más inteligente que él, pienso. 
-¡Se acerca!-se ilusiona Dafne-¡Se está acercando!
-¿Quién se está acercando?-le pregunta Augusta. 
-¡Ricardo! ¡Viene hacia mí! 
                        Es cierto. Ricardo se disculpa con el joven Llopis, el hijo del anfitrión, con quien ha estado hablando un rato. 
-¿Qué hacen tan solas las tres mujeres más hermosas de toda Buda?-nos pregunta. 
                         Augusta se echa a reír ante su galantería. Yo no sé dónde mirar. 
                        Con un ademán coqueto, Dafne abre su abanico y lo utiliza para disimular su sonrisa. 
-Bailaré con las tres en orden alfabético-decide-Primero, bailaré con Augusta. Su nombre empieza por A y, además, es mi hermana. Después, bailaré con Claudia. Y, por último, bailaré con Dafne. Seré el hombre más envidiado de toda Buda. 
                           Así obra. Saca a bailar a Augusta. 
                           La orquesta que los Llopis han contratado para la ocasión interpreta una sardana. 
                            Siento vergüenza al confesarlo. No sé bailar una sardana. 
                           Se forman unos tres grupos. 
                            Están formados por ocho personas. 
                          Augusta le da la mano a su hermano. A su vez, su hermano le da la mano a otra mujer. Dafne mira con adoración a Ricardo. 
                          Bailan en círculos. Augusta y Ricardo disfrutan con la pieza. La sardana termina dos minutos después de su inicio. 
                         Augusta regresa con nosotras. Nos sonríe radiante. 
-Bailar es una buena forma de que se te alivien las penas-nos cuenta. 
-Ahora, te toca bailar conmigo-me recuerda Ricardo. 
-Yo creo que deberías bailar con Dafne-opino. 
                          Pero acabo bailando con Ricaro. 
                         La orquesta interpreta un vals. 
                         De algún modo, mientras bailamos el vals, nos abrazamos. 
-Tendré que bailar con el señor Serrano-me lamento. 
-¿Y por qué no nos escapamos?-me sugiere Ricardo. 
-¿Te has vuelto loco?
-Nos iremos lejos de Buda. Nadie nos encontrará. 
-¿Y qué vamos a hacer si nos escapamos?
-Buscaremos un lugar en el que vivir. Tenemos los dos algo de dinero ahorrado. Y yo me pondré a trabajar. No soy ningún inútil, Claudia. Pero, por lo menos, estaremos juntos. 
                          Termina la pieza. Ricardo me besa en la frente. Me besa en la mejilla, muy cerca de mi boca. 
                          Regreso al lado de Augusta con gesto pensativo. Ricardo acaba de proponerme que me fugue con él. 



                            Ricardo saca a bailar a Dafne.
                            La orquesta empieza a tocar una mazurca. Es un tipo de danza antigua. El rostro de Dafne se ilumina mientras baila con Ricardo. Le mira directamente a los ojos. Y no sabe que Ricardo me acaba de pedir que nos escapemos.
                            Lejos de Buda...
-Hacen una buena pareja-me comenta Augusta.
-Sí...-murmuro.
                            No tengo ganas de hablar con mi prima. 

martes, 8 de julio de 2014

ESCONDIDOS

Hola a todos.
Hoy, os dejo con una canción que interpretaron hace ya doce años la que se convirtió en la PAREJA oficial de la Academia de la primera edición del mítico Operación Triunfo, David Bisbal y Chenoa.
Han pasado doce años. Su relación se truncó y cada uno ha seguido con su vida por separado. Pero nos dejan esta preciosa canción que me sirve como banda sonora para Una brisa suave. 
Se trata de Escondidos.
Espero que disfrutéis escuchándola.



lunes, 7 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

19 DE MARZO DE 1825


-Me alegro mucho de que haya aceptado salir conmigo, señorita Ballester-me dice Pedro-Creía que no querría saber nada de mí. Tengo la sensación de que me evita. 
-No me fío mucho ni de usted ni de sus intenciones, señor Serrano-le recuerdo-Pero acepto salir con usted porque es amigo de Enrique. Y porque a mí no me puede mentir acerca de su paradero. 
-Es verdad que está en Barcelona. 
                         Pedro me coge la mano. Se la lleva a los labios para besármela. Estamos dando un paseo por una de las zonas más arboladas de la isla. Nos acompaña mi doncella. Camina a escasos metros de nosotros. 
-¿Y cuándo piensa regresar a Buda?-le pregunto a Pedro. 
                          He dejado a mi prima Augusta hablando con mi madre acerca de los invitados que asistirán a su boda. ¡Pero si ni siquiera se ha fijado una fecha para la boda!
-Todavía no lo sabe-responde Pedro. 
-¿Y qué está haciendo en Barcelona?-le vuelvo a preguntar. 
-No se lo puedo decir. 
                          Pedro sabe lo que está haciendo Enrique en Barcelona, pero no me lo quiere contar. 
                          No quiero decir nada en voz alta. 
                         Pienso en Augusta, quien está soñando con el día de su boda con Enrique. Con el regreso de su amado a Buda...
                        Pienso en que no sabe nada de lo que está haciendo su amado a sus espaldas. ¡Cielo Santo! Pedro se da cuenta de que mi rostro se ha desencajado. Me sujeta el brazo con suavidad. 
                        Se da cuenta de que estoy pensando en mi prima. 
-Augusta tiene que saberlo-afirmo. 
-Enrique no quiere que se entere-replica Pedro-Necesita una esposa. Su padre le proporcionará a Augusta una buena dote. Además, es joven y se ha informado. Goza de una excelente salud. Enrique quiere tener un heredero. Necesita a su prima, señorita Ballester. 
-¡Necesita a una maldita yegua!-exclamo. 
                         Oigo a mi doncella ahogar un grito. 
                        Para mi sorpresa, Pedro me da un abrazo con la intención de tranquilizarme. Pero no quiero que haga eso. Mi doncella está delante. 
                        Deposita besos suaves en mi frente. Me besa en las sienes. Me besa en la cabeza. Me besa en la barbilla. 
-Tiene toda la razón, Claudia-asiente. 


domingo, 6 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

18 DE MARZO DE 1825

                         Que Ricardo y yo nos besemos debajo de la escalera en la boca no está bien. Lo pienso una y otra vez cuando salgo del hueco de la escalera. Cuando entro en el salón y me enfrento a las miradas de mis padres y de Augusta. 
                        Lo pienso una y otra vez. 
                        La criada me sirve una taza de chocolate cuando me siento en el sofá junto a Augusta. Mi mano tiembla cuando me llevo la taza de chocolate a los labios para beber un sorbo. 
-Estás muy pálida, Claudia-observa mi madre. 
                          No le puedo hablar a mi madre de las veces que mi primo y yo nos besamos a escondidas. 
-Ya viene el calor-le miento-Por eso, estoy algo sofocada. 
-¿Dónde tienes tu abanico?-me pregunta Augusta. 
                        No quiero abanicarme, pienso.
                         Augusta me abraza con cariño. No sabe lo que siento. No puede saberlo. Ni quiero que lo sepa nunca.
                           Para disgusto de mi madre, Augusta lleva suelto su cabello de color castaño. Su figura alta permanece erguida cuando está sentada en el sofá del salón. El color va volviendo poco a poco a su piel. La veo más delgada. Ha pasado muchos días de angustia. No sabía nada de Enrique. Yo me pregunto a mí misma si es verdad que está en Barcelona.
-A lo mejor, has discutido con el señor Serrano-opina-Hace días que no le ves.
                        Guardo silencio.
                        No se trata de Pedro.
                       Me alegro de no verle desde hace días.
                        Pero no paro de pensar en Ricardo. Antes o después...
                       Alguien se dará cuenta. La cara es el espejo del alma. Lo he leído en algún libro.
-No tiene nada que ver con ese hombre-le aseguro a mi prima.
                        Tiene que ver con tu hermano, pienso.
                         Pasa que me he enamorado de él.
                         Pasa que me he entregado a él. ¡Eso es lo que pasa! Ricardo nunca terminará casado con Dafne.
                         Él está enamorado de mí. Eso es lo único que pasa. Pero no quiero confesártelo todavía, Augusta.
                          Eso no es lo peor, pienso. Lo peor es que ha vuelto a pasar. Ricardo vino a verme a mi habitación.
                         Volví a entregarme a él. Lo único que quería era estar con él. Ser abrazada por él. Y me abrazó. Me acarició todo el cuerpo con las manos. Me besó con una pasión increíblemente descontrolada. Me acarició todo el cuerpo con la lengua.
                        Y yo sentí cómo mi sentido común se esfumaba. ¿Dónde estaba la juiciosa Claudia? ¿Dónde estaba la sensata Claudia?
                          Me entregué a Ricardo. ¡Lo confieso! Y disfruté mientras nos poseíamos el uno al otro. Mientras éramos un sólo ser. Una sola persona...Dios mío...
                         No recuerdo nada más. Sólo que nos abrazamos hasta hacernos daños. Que nos besamos en los labios con pasión y de manera larga tantas veces que sentí cómo Ricardo me sorbía hasta el alma. Que llenó de besos uno de mis pechos. Que fue mío. Que fui suya.
                       La doncella que comparto con Augusta no lo sabe. Cuando ha entrado esta mañana en mi habitación, Ricardo se había ido un rato antes. No me arrepiento, pienso. Pero...Tengo miedo.


sábado, 5 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

17 DE MARZO DE 1825

-¡Mira, hija!-me insta mi madre.
-Es una tela muy bonita-observo. 
-Es de color rosa. 
-¡Hace juego con tus mejillas, Claudia!-palmotea Augusta. Me da un leve abrazo-A mí me gusta mucho. 
-¿Cuánto cuesta?-le pregunta mi madre a la modista. 
-A diez reales el metro de tela...-responde la modista. 
                          Estamos en casa de la modista. Hemos venido porque mi madre insiste en que tanto Augusta como yo tengamos vestidos nuevos. 
-Ha venido el señor Serrano-me informa Augusta-Y me ha traído una carta de Enrique. 
-Ha sido todo un detalle por su parte-opino-¿Cómo está Enrique?
-Está en Barcelona. 
                           Mi madre mira otras telas que le muestra la modista. Son telas de colores oscuros. Supongo que estará viendo las telas con las que quiere que le haga un vestido nuevo. La modista le enseña a mi madre una tela de color gris y Augusta mira la tela con espanto. 
-Espero que tía Prudencia quiera hacerse un vestido-afirma-Yo no quiero vestir de gris. El gris es el color más adecuado para una solterona. 
                           Me coge la mano. 
                           Augusta está muy contenta. Los ojos le vuelven a brillar. El color le ha vuelto a la cara. Hacía ya semanas que no veía a mi prima sonreír de verdad. 
-Seré feliz del todo cuando Ricardo me diga que se va a casar con Dafne-me confiesa-Ella intenta robarle un beso, pero él no se deja. ¡Es un tonto! 
                           Tengo la sensación de que me he quedado sin aire. Me he puesto pálida de pronto. Augusta lo advierte. 
-¡Espero que tú no caigas enferma también!-se asusta-Ya es bastante triste que Dafne no se encuentre bien. No quiero que tú también te pongas enferma. 
-No es nada-miento. 
-Claudia...
-Baja la voz, prima. No quiero preocupar a mamá con tonterías como que me he puesto pálida. No he desayunado bien esta mañana. 
                         Mi madre se gira hacia nosotras. Nos hace señas para que nos acerquemos. 
-He visto unas telas preciosas que le sentarán muy bien a Augusta-nos explica. 
                         Augusta me besa en las mejillas. Nos acercamos a mi madre y a la modista. 


-El marrón es el color que más le favorece, señorita Ballester-afirma la modista, mostrándole a Augusta una tela de color marrón-Su cabello es de un brillante color castaño. Además, ya no es una jovencita. Aunque intente negarlo. Tiene cierta edad. Y...
-¡Se equivoca!-exclama Augusta, rebelándose-Me quiere convertir en una solterona antes de tiempo. 
-Augusta, por favor, compórtate-le sugiere mi madre-No des un escándalo aquí. 
-Tía Pruden, Enrique me ha escrito. Dice que quiere regresar lo antes posible para casarse conmigo. Con un poco de suerte, antes del verano, seré la nueva condesa de Noriega. 

viernes, 4 de julio de 2014

POR ENCIMA DE TODO

Hola a todos.
La foto que os traigo pertenece a la película de 1927 llamada Wings. 
Cuenta la historia de amistad entre dos hombres en el marco de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, los gestos y las miradas delatan que hay entre ellos algo más que una amistad.
La escena que os muestro vemos a uno de los dos amigos herido y al otro sufriendo intensamente.

jueves, 3 de julio de 2014

BESO CON SABOR A MORDISCO

Hola a todos.
Tal y como he hecho en otros blogs, en este blog también quiero compartir imágenes románticas que perviven en nuestra memoria.
Esta imagen no creo que tenga mucho de romántica, aunque sí existe un componente bastante sensual.
Es la película Drácula, en concreto, pertenece a la adaptación que se hizo en 1931 de la mítica novela de Bram Stoker.
Bela Lugosi encarnó aquí al legendario conde. Su interpretación dota a Drácula de un aire refinado y aterrador a la vez.
Vemos a Drácula a punto de hincar los colmillos en el cuello de Mina, la protagonista.

miércoles, 2 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos.
Y, hoy, quien nos cuenta esta parte de la historia es Ricardo.
Espero que os guste.

DIARIO DEL JOVEN RICARDO BALLESTER

16 DE MARZO DE 1825

                            Vivo atormentado porque Dafne me ama, pero no soy capaz de corresponder a su amor. Ella me miró ayer con sus ojos llenos de anhelos y yo sólo estaba pensando en Claudia. 
                             Claudia y yo damos un paseo por la laguna. Vemos algunas barcas de pescadores que prefieren faenar allí. 
                            Nos abrazamos a escondidas de los pescadores. No quiero dejar de abrazar a Claudia. No soy capaz de renunciar a ella. Nos besamos a escondidas de los pescadores. No quiero dejar de besar a Claudia. No quiero amarla. Pero, ¡qué Dios me perdone!, la amo. 
-A veces, tengo la sensación de que todos sospechan de lo nuestro-me confiesa Claudia-Augusta...Mi padre...
-Nadie sabe nada-le recuerdo-De ser así, mi hermana me habría comentado algo. 
                         Claudia suspira con gesto cansado. 
-Tengo miedo-me confiesa. 


-No tienes nada de qué temer-le digo para tranquilizarla-Estoy contigo. Pase lo que pase, estaremos siempre juntos. 
                      Claudia se aleja unos centímetros de mí. Mi presencia la intimida. Ella intenta ser fuerte. Lucha por permanecer unida a mí. Y yo estoy con ella porque luchamos por lo mismo. Por el triunfo de nuestro amor...
-Si nuestra relación sale a la luz, no tendré miedo-le confieso-Hablaré con el tío Tomás. Dejará que nos casemos. Si es preciso, iré yo mismo a Roma a pedir la dispensa. Pero no pienso dejar que nadie me separe de ti, Claudia. Ni nuestra familia...Ni Dafne...Ni Pedro...
-Son palabras bonitas-opina Claudia. 
-No son palabras bonitas. Es la verdad. Es lo que sentimos el uno por el otro. 
-Me siento como si estuviera cerca de un volcán dormido. Los volcanes dormidos acaban despertando. Y entrando en erupción.