martes, 1 de julio de 2014

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos.
El fragmento de hoy he querido que lo cuente Dafne en sus propias palabras.

DIARIO DE LA SEÑORITA DAFNE VELASCO

15 DE MARZO DE 1825

                        A veces, me sorprendo a mí misma sintiendo celos de Claudia. He de reconocer que es bastante bonita. Su cabello de color rubio y sus ojos de color azul le dan un parecido bastante notable con los ángeles. Además, posee una figura esbelta y está bien proporcionada. 
                        Esta tarde, he tenido a Ricardo para mí sola. Hemos ido a dar un paseo por los Calaixos. 
                       Oigo a lo lejos disparos. Me imagino que alguien habrá organizado alguna cacería. 
-Soy una mujer muy celosa, Ricardo-le confieso-Tengo celos de que dejes de mirarme algún día. 
-Es imposible dejar de mirarte, Dafne-me sonríe. 
-Eres un adulador. Pero no es suficiente. Yo deseo que llegues a enamorarte de mi. Quiero que me digas que estás enamorado de mí. 
-Dafne, te tengo mucho cariño. Y te quiero mucho. Pero no estoy enamorado de ti. Lo siento mucho. 
-No lo entiendo. ¿Por qué no me amas? Nos conocemos desde hace muchos años. Hemos crecido juntos. ¿Por qué no estás enamorado de mí? 
                          Yo me cojo de su brazo al caminar. Cuando Ricardo ha venido a recogerme para salir a pasear, me ha saludado depositando un beso en mi mejilla. Pero no es suficiente. 
                          Como tampoco es suficiente que me bese en la frente. 
-Deseo de corazón que llegue el día en el que me confieses que me amas-suspiro. 
                         Ricardo guarda silencio. 


                            En estos momentos, siento odio hacia él. Una parte de mí le odia porque no corresponde a mis sentimientos. Pero no puedo evitar seguir amándole. Se me desgarra el corazón al darme cuenta de que vivo engañada. Me estoy engañando a mi misma. Deseo creer que Ricardo también está enamorado de mí. Pero no es así. A menudo, pienso que hay otra mujer en su vida. Pero Augusta no sabe de la existencia de mujer alguna en la vida de su hermano. 
-Ricardo...-digo-Si no estás enamorado de mí, no importa. Yo estoy enamorada de mí y eso valdría doble. 
-Pero se trataría del matrimonio-afirma él-Los dos seríamos muy desgraciados. Aunque no te ame como mujer, te quiero mucho, Dafne. Deseo que seas feliz. Hay muchos hombres que estarían dispuestos a hacerte feliz. A amarte. 
-Yo no quiero a los demás hombres. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario