lunes, 28 de enero de 2013

UNA BRISA SUAVE

Esta mañana, he tenido un momento de bajón terrible que no se lo deseo a nadie. Llevaba unos días sintiéndome mal y esta mañana me he derrumbado. He llegado a la conclusión que nada de lo que estaba haciendo valía la pena. He llegado a considerar seriamente en cerrar todos mis blogs y en mandar al cuerno todo lo que estaba haciendo.
Pero una charla con una persona muy especial me ha hecho ver el error tan grande que he estado a punto de cometer. Me ha consolado, me ha animado, me ha hecho ver que vale la pena seguir adelante. Que los momentos de bajón son algo normal, pero que no vale la pena tirarlo todo por la borda.
Sin la escritura, yo no sería nada. Sin mis sueños, y no exagero, estaría muerta.
Por eso, por hacerme reflexionar, por ayudarme a recapacitar, este capítulo va dedicado espcialmente a mi querida amiga Anna.
¡No os perdáis la segunda parte de su novela El viaje en su blog Romance!
http://romanceanna.blogspot.com.

        7 de febrero de 1825

-¿Para qué sirve el boga?-le pregunto a Rosalía.
        Esta planta crece en la isla.
-En realidad, sólo sirve de estorbo-responde Rosalía.
           Estoy sentada en el sofá leyendo un libro. Rosalía está limpiando el polvo del aparador del salón. Veo un dibujo de la boga en el libro que estoy leyendo. Me levanto del sofá para enseñárselo a Rosalía.
-No sé leer, señorita-me dice ella.
-No hace falta que leas-le insisto-Sólo mira el dibujo.
           En ese momento, Sancho, el mayordomo entra en el salón. Anuncia que ha llegado visita.
-La señorita Dafne Velasco, señorita Ballester-anuncia.
            ¡Dafne! ¿En esta casa? El libro se me cae de las manos. Rosalía lo coge.

-Dile que pase, Sancho-le indico al mayordomo.
            Al cabo de cinco minutos, Dafne entró en el salón.
            Llevaba el cabello castaño recogido en un moño. Un sombrero que se quitó nada más entrar en el salón.
-Buenas tardes, Claudia-me saludó cortésmente.
          Es una sensación curiosa. Conozco a Dafne desde hace muchos años. Pero no puedo decir que seamos buenas amigas. Hemos hablado en ocasiones. De pequeñas, incluso, hemos jugado juntas. Pero no existe entre nosotras un grado de intimidad que nos permita decir que seamos amigas.
-Buenas tardes, Dafne-le devuelvo el saludo.
-¿Está Augusta?-me pregunta.
-Ha salido con mi padre-respondo-Creo que han ido a cazar patos. ¡Qué horror!
-¿Sabes si vendrá temprano?
-Suelen venir muy tarde. Casi al anochecer...No deben de ser más de las cuatro de la tarde.
-¡Oh, ya!-¿Por qué tengo la sospecha de que Dafne no ha venido a ver a Augusta?-¿Está Ricardo?
-Tampoco está. También se ha ido a cazar patos.
-¡Oh, vaya! ¡Cuánto lo siento!
             La ausencia de Ricardo no le gusta nada a Dafne. Se le nota en la expresión de su cara. ¡Ha venido  a ver a Ricardo! No ha venido sola, por supuesto. No es tan tonta como puede aparentar ser. Ha traído consigo a su doncella personal. Por lo menos, ha sido decente en ese aspecto.
             Dafne y yo tomamos asiento en el sofá. Dafne alaba el vestido de color azul celeste que llevo puesto hoy. Me pregunto si está siendo sincera. Yo, por ser tan falsa como ella, alabo el vestido de color blanco que lleva puesto. Pienso que ese color es el menos indicado para una joven de veintidós años, como los tiene ella. Pero pienso que ese vestido hace juego con el color de sus ojos azules.
            Dafne es tan alta como Augusta y como yo. Tiene unas facciones que yo definiría como clásicas.


-A mí no me engañas-ataco-Has venido a ver a mi primo. ¿Me equivoco?
-¡Oh, mi querida Claudia!-se escandaliza Dafne-¿Cómo puedes pensar esas cosas de mí?
             Se echa a reír.
             Tiene una risa que no podría calificar como falsa. Más bien, tiene una risa nerviosa. Como de alguien que ha sido sorprendido en una mentira. Y trata de disimular.
             Miro a Dafne con escepticismo.
-¿Habla mucho Ricardo de mí?-me pregunta-Eres su prima, casi como una hermana para él-Me disgusta terriblemente que me diga eso. Que me lo recuerde. ¡Lo aborrezco!-A lo mejor...A ti te cuenta cosas que no le cuenta a Augusta.
-Habla mucho de ti-respondo.
-Espero que todo lo que diga de mí sea bueno-se jacta Dafne.
                Tengo que admitir que las virtudes de Dafne son mayores que sus defectos. Es la única hija de una de las familias más pudientes de la isla. Su padre y mi padre son buenos amigos. Tiene tres hermanos mayores. Los tres están casados y con hijos. El señor Velasco no ve la hora de casar a Dafne. El problema siempre ha sido la negativa de su hija a contraer matrimonio.
              Pero escuché decir a una criada que trabaja en la masía de los Velasco y que es buena amiga de Alfreda que Dafne parece haber cambiado de opinión en los últimos tiempos. Dice que quiere casarse.
               De pronto, la amiga de mi prima se pone de pie. Dice que tiene prisa y que tiene que irse. La espera visita en su casa. Y no quiere parecer descortés.
-¿No te quedas a merendar?-le pregunto.
               He de ser educada ante todo.
-No puedo, Claudia-responde Dafne-Son mis tíos de Lérida los que vienen a verme. ¡Hace mucho que no les veo!
-Salúdales de mi parte-le digo.
              Dafne me besa en la mejilla y se va.
  
MÁS TARDE...
 
-¡Estaba allí, Claudia!-me cuenta una emocionada Augusta.
-¿Quién estaba allí?-quiero saber.
-¡El conde de Noriega! Estaba en la cacería.
                Yo me he quitado el vestido que he llevado puesto durante la cena. Me he soltado el pelo y me lo he cepillado cuando Augusta ha entrado en mi habitación. Llevaba su largo cabello suelto y llevaba puesto el camisón. Sentadas en la cama, me ha enumerado las numerosas virtudes del conde.
-Hemos hablado mucho-me ha contado-Conoce toda mi historia. Sabe cómo murieron mis padres.
-Fue un accidente-le recuerdo-¡Oh, prima! No quiero que estés triste.
-Pensé que don Enrique me rechazaría. Mis padres murieron en el transcurso de una carrera. No fue un accidente. Fue una temeridad.
                 Por mucho que Augusta admire a mis tíos, es consciente de que las cosas que hacían no eran las correctas.
-¡Pero eso no le importa!-exclama.
-Fue una tragedia-afirmo-El conde tiene que consolarte. Apoyarte.
-¡Por eso te lo digo, Claudia! El conde no me echa nada en cara. ¡Al contrario! Le gusta hablar conmigo. Dice que soy inteligente. ¡Yo! La cabeza de chorlito de Augusta Ballester...
-No eres ninguna cabeza de chorlito.
                  Nunca he estado en una cacería de patos. Augusta, Ricardo y mi padre han vuelto a casa enarbolando lo que ellos llaman sus trofeos. Cada uno ha matado un pato. Desde casa, se oían los disparos. Traían los cadáveres de los patos boca abajo.
-Don Enrique también ha matado un pato-me cuenta Augusta.
                Se pasan todo el día en la laguna matando patos. Forman un grupo de unas veinte persona. Quizás, sean menos personas. No quiero saber lo que hacen después de matar a los pobres animalitos.
-Quiere regalármelo-me asegura Augusta.
-¿Y no crees que es mejor que te regale flores?-le sugiero.
-Estuvimos escondidos un buen rato detrás de un árbol observando a los patos.
-¿Los dos solos?
-¡No! Ricardo estaba con nosotros. Además, el conde es todo un caballero.
-Aunque sea un caballero, prima. No es correcto que os podáis ver a solas. Pondría en peligro tu reputación.
-Lo sé. La tía Prudencia y tú me lo habéis explicado cientos de veces-Mi madre se llama Prudencia-Pero confío en don Enrique. Sé que nunca me haría daño. Además, soy una mujer adulta y sé bien lo que estoy haciendo. Quien debería de tener cuidado eres tú, prima.
                Se está refiriendo al hecho de que Pedro Serrano viene a verme. No sé si me gusta que me corteje. Por un lado, pienso que es lo normal.
               Es un caballero. Yo soy una dama. Si un caballero me corteja, debo de sentirme halagada. Pero, por otro lado, mi mente me advierte de sus auténticas intenciones. No doy pie a que se tome ciertas libertades conmigo. ¿Ciertas libertades? ¡Ninguna clase de libertad? Pero, además, está mi corazón. ¿Y qué me dice mi corazón?
                 No quiero oírle. Pero me susurra una y otra vez el mismo nombre. Ricardo...¡No quiero escuchar ese nombre! ¡Es mi primo! ¿Por qué tengo que pensar siempre en él?
-Te has quedado callada, Claudia-observa Augusta-Espero que no te haya sentado mal lo que te he dicho. Sólo pienso en tu bien. Pedro Serrano es muy atractivo. Pero es un sinvergüenza. No te conviene.
-Lo sé-admito.
-Entonces, no dejes que venga a verte.
-Me tiene que cortejar, prima.
-¿Por qué? ¿Te ha amenazado con algo?
-Tiene la personalidad de una lechuga. Pero...No te lo puedo contar, Augusta. Lo siento.
              Si se lo cuento a mi prima, no lo entenderá. ¡Ni yo misma lo entiendo! ¿Cómo ha podido pasar?
               ¿Qué hago con todo lo que siento por Ricardo? ¿Cómo lo arranco de mi pecho? ¿Cómo le olvido? No es fácil. Los dos vivimos bajo el mismo techo. ¿En qué momento cambió todo entre nosotros? ¡No consigo recordar ese momento! Fueron, en realidad, muchos momentos. Mientras crecíamos. Viviendo juntos.


3 comentarios:

  1. Ay dios, ay dios!!!
    Cuando he leido esto me he emocionado. No creo ser merecedora de tan valioso halago, pues sabes mi niña que te ayudo de todo corazón, me siento increiblemente feliz de ser tu amiga.
    Te quiero mucho y me gusta verte así, fuerte, con optimismo, con valentia. Tu vales, lo sabes.
    Mil gracias por esta dedicatoria tan especial, siempre estaré ahí, asi que cuando te entre otro bajón, que no creo pues tu puedes con todo, ya sabes, llamame y acudiré rauda.
    Referente al capitulo.
    wooooo me dejas impresionada. La verdad, se pone super interesante, sigue asi tesoro.
    Besotes

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  2. Querida, siento mucho que tuvieras este feo momento, te comprendo, a veces me he sentido así y a Dios gracias he contado también con una amiga noble que me ha ayudado a ver las cosas con más claridad y sobre todo, a elevar mi ánimo, y me alegra y agradezco a Dios porque puedas contar con una persona tan buena como Anna.

    Eres tan talentosa, tan noble y dulce, que no te mereces ninguna cosa mala, pero lamentablemente, la vida a veces es muy difícil, por eso espero que lo que sea que te incomodara, haya pasado y que recuerdes que cuentas con personas que te apreciamos y que sentiríamos en el alma no "verte" más.

    El capítulo, genial, como siempre, y como sabes, espero cada uno con muchas ansias.

    Te mando un abrazote, y todo el ánimo.

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  3. Lamento mucho que hayas pasado por esos momentos tan duros, a veces es difícil seguir adelante y me alegra que tengas a alguien para apoyarte y seguir adelante. Porque eso tienes que hacer seguir,eres una persona estupenda y te mereces todo lo bueno del mundo.
    Sobre la historia, perdóname por no haberla seguido. me gusta mucho la trama y sus personajes y ansío leer el próximo capítulo.
    Un abrazo enorme y mucho ánimo!!

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