martes, 19 de febrero de 2013

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos.
Os pido perdón por haber pasado ya una semana sin hacer ni una sola publicación en este blog. He estado ocupada escribiendo relatos cortos. Sigo corrigiendo mi novela Con el corazón roto, pero los relatos cortos me sirven para distraerme. El problema viene ahora ¡Se me ha ido por completo para la inspiración para proseguir con esta historia!
No os preocupéis ¡He vuelto!
Vamos a seguir contando la historia de amor de Claudia y Ricardo. Vamos a ver lo que pasa a continuación. Lo haremos desde el punto de vista de Claudia.
Espero que os guste ¡No olvidéis comentar!

                            18 de febrero de 1825

                     Una vez a la semana, recibo clases de baile.
-Uno...-dice mi profesora-Dos...Tres...
                     Intenta que aprenda a bailar el vals. Yo repito en mi mente los pasos de baile. En el vals son tres pasos.
-Uno...-repite mi profesora.
                   Augusta está sentada en una silla. Lee un libro mientras bailo el vals con mi profesora. No es mi institutriz. De hecho, mi institutriz se marchó hace unos meses. Según ella, su hermano estaba gravemente enfermo.
-Bailas igual que un ángel-me dice Augusta.
-Gracias...-digo.
-No se despiste, señorita Ballester-me regaña mi profesora.
                  Tiene un fuerte acento italiano.
                   No recuerdo bien cómo se apellida.
-Lo siento mucho-me excuso-Dispénseme.
                  Me da vergüenza preguntarle cómo se llama. Busco a Ricardo con la mirada por el salón.
                   ¿Dónde se habrá metido?, me pregunto. Posiblemente, haya salido a dar un paseo a caballo.
                  Con frecuencia, sale a pasear a caballo. Es un magnífico jinete. Al igual que Augusta, le gusta ir al galope. Salta todos los obstáculos que encuentra en su camino.
                  Es mi profesora la que tararea el vals. No se oye ninguna música. Finalmente, dejamos de bailar. Voy adonde está Augusta.
-Recuerdo cuando tenía tu edad-me cuenta.
-¿También aprendiste a bailar el vals?-indago.
-Soy un desastre bailando. Mi institutriz acabó harta de mí.
-No te creo.
-Es la verdad. Lo que pasa es que todavía no has asistido a ningún baile. Pero no tardarás en tener tu puesta de largo.
-Será en septiembre.
                   No sé si quiero ser presentada en sociedad. La idea en sí nunca me ha gustado.
                 Sólo sé una cosa. No quiero estar lejos de Ricardo.



                    Augusta me cuenta cosas acerca de cómo fue su puesta de largo. De hecho, ha estado en Madrid. Ha sido presentada al Rey. Dice de él que le pareció que estaba muy gordo.
-¡Augusta!-exclamo escandalizada-¿Cómo puedes decir esas cosas?
-¡Es que está gordo, Claudia!-se ríe.
-Espero que no le dijeras nada.
-¡Pues se lo dije! En cuanto le hice la reverencia. Le dije que estaba gordo.
-¿Y él que hizo?
-No me sonrió. Pensé que se echaría a reír. Pero torció el gesto. Se enfadó conmigo. Lo noté. Mi madre me apartó de su lado corriendo.
                  Me echo a reír.
                 Me imagino a Augusta humillando a un hombre tan arrogante como lo es el Rey Fernando. Mi prima suele ser una joven sincera y directa. No se anda con medias tintas. Va con la verdad de frente.

4 comentarios:

  1. Qué bonito fragmento, Liliana, me has sacado unas buenas sonrisas, muchas gracias.

    Besos.

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    1. ¡Gracias a ti por tus palabras! Me alegro de haberte hecho sonreír.
      Un fuerte abrazo, Aglaia.

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  2. Magistral capitulo mi niña.
    Me ha gustado mucho.
    P.D no te agobies, ve despacio, sin prisas, es lo mejor cielo
    Besos grandes

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    1. ¡Qué agradable sorpresa, querida Anna!
      Me alegro de que te haya gustado el capítulo.
      Gracias por tu consejo. Intento ir calmada. No quiero ponerme nerviosa.
      Un millón de abrazos, Anna.

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