martes, 11 de noviembre de 2014

EPÍLOGO DE "UNA BRISA SUAVE"

                          Y aquí termina esta historia.
                          Una historia de amor...
                          Una historia contada en primera persona...Narrada en varias voces...Donde todos tienen mucho que decir. Que sentir.
                            Sabemos lo que le depara el Destino a Claudia y a Ricardo. Sabemos que están juntos. Que han formado una familia. Que son felices.
                            Ricardo se encarga de administrar el dinero de su familia con la ayuda de Claudia. Ayuda a su tío en sus negocios. Ricardo y Claudia viven a caballo entre la isla de Buda y la isla de Medas Grande. Pasan seis meses al año en la isla de Buda. Los otros seis meses del año los pasan en la isla de Medas Grande.
                           Además de Adrián, Ricardo y Claudia tuvieron dos hijos más. Primero, les nació una niña. Es dos años menor que Adrián. Ha salido a su madre. Es una niña rubia y de ojos azules. Un calco perfecto de Claudia...De su madre, ha heredado su carácter tranquilo. Le gusta mucho leer. Se llama Sofía. Cinco años después del nacimiento de Sofía, nació su tercer hijo. Se trató de un niño. Le pusieron el nombre de Alejandro.
                       Pedro Serrano protagonizó el escándalo del otoño de 1826. Rosalinda, su amante, decidió abandonar a su prometido, el señor Escudero. Pedro y Rosalinda huyeron una madrugada de Tarragona. Tras casarse a escondidas, buscaron refugio en el pueblo de Banyoles. Pedro consiguió convertirse en el administrador de una masía de la zona. Fue un buen marido para Rosalinda. Tuvo un hijo con ella. Y llevó una vida tranquila desde entonces.
                      El señor Escudero no perdió tiempo en buscar otra esposa. Una joven llamada Anabel Palafox se convirtió en su esposa. Era una rica heredera, como Rosalinda.
                      Dafne y Roberto se casaron. Con el paso del tiempo, Dafne llegó a querer sinceramente a Roberto. Tuvieron una hija. Fueron muy felices.
           


POSDATA: Para que no resulte pesado, he dividido el epílogo en dos partes.
Mañana, veremos lo que le depara la vida a Augusta.


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