martes, 4 de noviembre de 2014

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos. 
El fragmento de hoy me gustaría dedicarlo a una buena amiga. Se trata de Jennieh Lezcano. Es una escritora maravillosa que lucha día a día por superarse. 
Tiene tres blogs donde uno tiene la sensación de estar sumido en una época tan lejana, tan maravillosa y tan contradictoria como lo es el siglo XIX. 
En su primer blog "¿Qué es una dama sin su pluma?" estamos leyendo una historia de amor que se sale un poco de la tangente. Transcurre en Chile durante el siglo XIX y tiene como protagonistas a Gerardo y a Julia. Se conocen a raíz de un encuentro fortuito. Cuando él sufre un accidente, ella va a verle al hospital y miente diciendo que es su prima para poder estar cerca de él. Lo que ambos ignoran es que hay un poso de realidad en lo que aparenta ser una mentira. Una historia de amor preciosa con ecos a los clásicos. 
En su segundo blog, "La vida de una dama austeniana" estamos siendo testigos de cómo una chica de hoy en día va a parar a la época de la Regencia. ¡Todo puede pasar! 
Y tiene un tercer blog con un contenido realmente variado llamado "Déjame contar palabras". 
Jennieh, deseo que te guste este fragmento. 
Un fuerte abrazo. 

DIARIO DEL JOVEN RICARDO 

BALLESTER



ESCRITO EN LA ISLA DE MEDAS GRANDE, EN EL 

ARCHIPIÉLAGO DE LAS ISLAS MEDAS, DURANTE EL 

AÑO 1826

                 ¡Se me está haciendo el tiempo eterno! Encuentro a Claudia sentada en el sofá del salón tejiendo unos patucos de color azul. 
-Estoy segura de que va a ser niño-apostilla. 
                    Yo no me lo acabo de creer. Por si acaso es una niña, Claudia también ha empezado a tejer unos patucos de color rosa. Está muy entretenida preparando el ajuar de nuestro bebé. Yo veo cómo su vientre se mueve. Es un espectáculo maravilloso. Se me forma un nudo en la garganta. El rostro de Claudia está resplandeciente de dicha. Su embarazo va muy bien. 
-El médico dice que tanto el niño como tú estáis sanos-le recuerdo. 
                         El médico viene a verla con frecuencia. 
                         Me siento al lado de Claudia en el sofá. Los ojos de mi amada prima brillan con ilusión. 
                        Ya falta cada vez menos para que veamos la carita de nuestro hijo.
                        Se parecerá a Claudia. Yo tengo esa certeza.
                        Será rubio, como lo es Claudia. Y tendrá sus mismos ojos de color azul cielo. Si es niña, será toda una belleza angelical. Como lo es Claudia.
-Yo creo que estás exagerando-sonríe ella.
-Yo pienso que podría ser verdad-insisto.
-Puede que sea te parezca a ti. ¿Lo has pensado?
-No quiero que se parezca a mí. He sido un desastre. Tú me has enderezado.
                           Nos echamos a reír. La risa de Claudia es contagiosa. Ha recuperado su alegría. Quiero pensar que el parto irá bien. Pero estoy muy asustado. Muchas mujeres han muerto al dar a luz.
                             Me aterra pensar que algo espantoso pueda pasarle a Claudia. ¡No podría vivir sin ella! ¡Es mi vida!
                              Claudia trata de tranquilizarme. El médico estará presente en el parto. Pero, por si acaso, ha conocido a una comadrona. Vive en la isla.
-¿Una comadrona?-me extraño.
-He oído que es un tanto bruja-contesta Claudia emocionada.
-No sé si quiero que una mujer así esté cerca de ti.
-Ha traído a muchos niños al mundo.
                           Claudia está muy tranquila. Me maravilla verla tan relajada. Ya no parece sentir miedo alguno a lo que diga la gente.
                           Apoyo mi cabeza sobre su hombro.
-Me siento muy feliz, Ricardo-me confiesa-Dios me ha dado la oportunidad de ser madre. A pesar de que perdí a nuestro pequeño. ¿Lo recuerdas, Ricardo?
-No lo recuerdes-contesto-Te hace daño.
                            Claudia sonríe.
                           Apoyo mi mano en su vientre.
                           Puedo sentir los movimientos de nuestro bebé.
                          ¡Está vivo!
                           Puedo sentir cómo da pataditas. Puedo sentir cómo se mueve.
                          Es un bebé fuerte. Es un bebé que está sano. Es un bebé que será querido por sus padres. Que tiene unos padres que ya lo quieren. Siento cómo se me forma un nudo en la garganta. Me doy cuenta de que estoy llorando. ¡Voy a ser padre! Tengo ganas de ponerme a gritar de pura dicha.
-Augusta me ha escrito una carta-le informo a Claudia-Se ha marchado a Lérida.
-Mis padres se han quedado solos en la masía-se duele ella.
-Está pasando una temporada con Dafne. Me da mucha pena Dafne. Va a casarse con Pedro Serrano. Y sospecho que ninguno de los dos va a ser feliz. Él tiene una amante.
-Me dan mucha pena los dos. De casarse, su matrimonio será un fracaso.
-No pienses en eso ahora.
                                Le doy un beso a Claudia en la mejilla.
-Pedro Serrano me quería a su modo-se lamenta mi adorada prima-Dafne estaba realmente enamorada de ti. Al enamorarnos, les hemos hecho daño.
-Nunca le di falsas esperanzas a Dafne-le recuerdo-Y tú tampoco le diste falsas esperanzas a ese hombre. Tú y yo nos amamos desde hace mucho tiempo. Desde que éramos niños. Y ha sido en los últimos tiempos cuando nos hemos dado cuenta de ello.
                              Claudia suspira.
                              Yo la abrazo con ternura.
                              Permanecemos así un rato.
                              Me separo un poco de ella. Bajo la cabeza. Apoyo mi cabeza en su vientre. Claudia se echa a reír. Me encanta oírla reír.
-¿Qué estás haciendo?-me pregunta entre risas.
-Quiero oírle-respondo-Quiero escucharle.
-No te va a hablar.
-No me importa.
-Pero sí quieres oír cómo se mueve.
                             Claudia acaricia mi cabello con las manos. Se inclina para besarme en la cabeza.



-Yo no tengo miedo-me confiesa Claudia-Pero sí me dan pena mis padres. Se han quedado solos.
-Antes, estábamos nosotros con ellos-le recuerdo-Pero nos hemos ido.
-Augusta también se ha ido.
-Podrían recapacitar. Entender que nos amamos. 

1 comentario:

  1. Hola Lilian, este fragmento de "Una brisa suave" es a la vez que tierno, bastante descriptivo del cambio producido en la vida de Claudia y Ricardo por la espera de su hijo.

    Además, quería agradecer el gesto tan lindo que has tenido al dedicarme este trozo de la historia. Es curioso que a pesar de estar tan lejos seas una de las personas que siento más cerca; claro que no es inexplicable, porque en todo este recorrido tú has sido quien más me ha apoyado. Gracias.

    Un cariñoso abrazo a la distancia.

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