domingo, 2 de noviembre de 2014

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos. 
Hoy, me gustaría dedicarle este fragmento de Una brisa suave a otra buena amiga. 
Se trata de Anna Soler Segura, autora de numerosas novelas románticas que abarcan toda clase de subgéneros: desde el contemporáneo hasta el histórico pasando por el romance juvenil. Ahora, está demostrando que es también una muy buena escritora del subgénero erótico. 
Anna, te agradezco de corazón todos los buenos consejos que me has dado. Te dedico este fragmento que espero que te guste. 
Un fuerte abrazo. 

CARTA DEL SEÑOR PEDRO SERRANO A 

LA SEÑORITA AUGUSTA BALLESTER



ESCRITA EN BARCELONA DURANTE EL AÑO 1826


                   Mi apreciada señorita Ballester:

                  Le ruego a Dios que se encuentre bien. Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez. 
                     He escuchado algunos rumores acerca de su prima Claudia y de su hermano Ricardo. De ser ciertos esos rumores, eso explicaría los motivos por los cuales la encantadora Claudia me rechazó hace unos meses. Es curioso. Me enamoro por primera vez en mi vida. Y me enamoro de la única mujer que me ha rechazado. 
                      La vida es pura ironía. ¿No le parece?
                      Es cierto que pienso casarme con su amiga, la señorita Dafne Velasco. También es cierto que no hemos fijado fecha para la boda. Ella ha sido muy clara conmigo. No está enamorada de mí. Está enamorada de otro hombre. Sospecho que se trata de su hermano, señorita Ballester. No me responda si no quiere. Yo respeto su silencio. 
                      Tampoco estoy enamorado de ella. Hay una joven llamada Rosalinda que me está volviendo loco. Pero no puedo casarme con ella. Sus padres ya han apalabrado su boda con nuestro buen amigo el señor Escudero. 
                          De romperse el compromiso, el escándalo que se organizaría sería terrible. Llámeme cobarde si es su deseo. Rosalinda podría ayudarme a olvidar a Claudia. No se le parece en nada. 
                          Los padres de Rosalinda están en la ruina. Yo también estoy en la ruina. 
                          Rosalinda es una hija obediente. Y no recuerdo la última vez que me hablé con mi padre. Además, hemos decidido que estamos mejor siendo amantes. 
                          Dafne lo sabe. Parece que no le importa. Es una de las ventajas que existe cuando no hay amor en una pareja. Sólo hay indiferencia. 
                           Ni siquiera corresponde a los besos que intento robarle cuando quiero pensar que nuestro compromiso no es tan falso como lo es en realidad. ¡Cuánta frialdad! ¿No le parece, señorita Ballester?
                            En cambio, Rosalinda me besa con verdadera pasión. 
                            Usted quiere saber acerca de su amado don Enrique. Le informo que don Enrique ha abandonado España. Su administrador es el que se está ocupando en estos momentos de sus tierras. Querrá saber adónde ha ido. Le seré sincero. 
                            No lo sé. Don Enrique me ha dicho que quiere viajar por Europa. Puede que esté en Inglaterra. Puede que esté en Francia. Puede que esté en Italia. O puede que me haya mentido. Le parecerá raro que me mienta a mí, que soy su mejor amigo. Le seré sincero. A usted le ha mentido muchas veces. Le ha dicho que estaba en su finca y estaba en uno de los peores burdeles de Barcelona con las prostitutas más viciosas. Es la verdad. Merece saberla, señorita Ballester. 
                         Puede que don Enrique se haya ido a Chile. O puede que esté en Estados Unidos. 
                        No sé cuándo volverá a España. Puede que no regrese nunca. 

                              

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