jueves, 21 de agosto de 2014

UNA BRISA SUAVE

Hola a todos.
Durante los siguientes días, subiré cinco fragmentos del diario de Claudia correspondientes al mes de enero, es decir, antes de todos los acontecimientos que ocurren.
Yo pensaba subirlos en primer lugar, pero, al final, no lo hice.
Pero pienso que vale la pena que vean la luz.
Espero que os guste.

DIARIO DE LA SEÑORITA CLAUDIA BALLESTER

8 DE ENERO DE 1825

                            Los caracoles en salsa que ha servido la cocinera a la hora de la comida están deliciosos. 
                            Yo estoy sentada a la mesa. Es la hora de la comida. 
-Tienes que cambiar-le exhorta Augusta a Ricardo. 
-¿Vas a empezar otra vez con lo mismo?-se impacienta él. 
-Tu hermana sólo quiere lo mejor para ti-interviene mi padre-Quiere que seas un hombre de provecho. Quiere que sea como era vuestro pobre padre. Mi querido hermano...Y sólo así conseguirás el amor de la joven Dafne. 
-Ella te ama-insiste Augusta. 
                            Ricardo y yo estamos sentados juntos a la mesa. Él eleva los ojos al cielo. 
                             Le oigo bufar. Yo trato de disimular una sonrisa. A él no le interesa en absoluto Dafne. Sin embargo, Augusta está empeñada en emparejarle con ella. 
                             Quiero pensar que Ricardo no siente nada por Dafne. Por lo menos, le tiene cariño. Es la mejor amiga de Augusta. 
                             Palmeo su mano por encima de la mesa. 
-Ricardo es un buen muchacho-le defiendo-Y lucha todos los días por ser un poquito mejor. ¿No es así?
                              Mi primo no contesta. 
                             Me mira con adoración. Me dedica una cálida sonrisa.
-Tú siempre me estás defendiendo, Claudia-dice-No sé qué he hecho para merecer una prima tan buena. Pero tu padre y mi hermana tienen razón. He de cambiar. He de ser mejor persona. Aunque no esté enamorado de Dafne. 
                             Augusta se enfada.. Le tira su servilleta. Mi madre impone el orden dando un golpe con la palma de la mano abierta en la mesa. De ese modo, evita que Ricardo y Augusta empiecen a discutir. No me cabe la menor duda de que mis primos se quieren. Pero discuten con mucha frecuencia. 
-¿Por qué mientes?-le pregunta Augusta a Ricardo. 
                           Él le fulmina con la mirada. Prefiere no hablar del tema. 
-Estás enamorado de Dafne-insiste Augusta. 
-No puedes adivinarlo-le recuerda mi madre. 
                          Yo no sé qué pensar. Tan sólo sé que Dafne está enamorada de Ricardo desde que era pequeña. Y está empeñada en casarse con él. 
-Dafne es una joven muy atractiva, pero yo no siento nada por ella-se sincera Ricardo. 
-Por lo menos, admites que es guapa-opino-Eso ya es algo. Aunque sea poco. 
-No es nada, Claudia. 
                            Quiero pensar que Ricardo y Augusta discuten porque no terminan de asumir su nueva situación. Tienen que vivir con nosotros. En una masía situada en una pequeña isla...Mis tíos, sus padres, están muertos. Los echan mucho de menos. Todo esto es demasiado para ello. 
                          Es una situación que no terminan de asumir. 


-Preocúpate más de ese apuesto conde que viene mucho a visitarte-le recomiendo a Augusta. 
-El conde de Noriega es todo un caballero-me asegura mi prima. 
-No te fíes de ningún hombre-le aconseja mi madre. 
-Él nunca me haría daño, tía Pruden. Se porta muy bien conmigo. Aunque yo lo prefiero de otra manera. Que sea más apasionado. 

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