miércoles, 27 de agosto de 2014

UNA BRISA SUAVE

APUNTES EN UNA HOJA SUELTA DE LA SEÑORITA AUGUSTA BALLESTER

ESTE APUNTE SE HIZO EL DÍA 27 DE MAYO DE 1825

                              Noto a Claudia rara. 
                              Hay una inmensa niebla a mi alrededor. Siento que yo no soy yo desde el horrible día en el que Enrique se sinceró conmigo. Cuando me confesó que no estaba enamorado de mí. He llorado mucho en estos días. He deseado morirme. Sentía que no podía vivir sin él. No he podido apenas probar bocado. Casi no he podido conciliar el sueño. Los esfuerzos que han hecho mis tíos y mi prima Claudia por consolarme han sido muchos. Pero yo noto a Claudia muy rara. 
                           Don Enrique me ha enviado hoy una carta. Apenas contiene unas pocas líneas. 

                           Lamento mucho todo el daño que te he ocasionado, mi querida Augusta. Nunca fue mi intención herirte. Espero que puedas perdonarme algún día. 
                             Y deseo de corazón que seas feliz al lado de un hombre que realmente te valore. Entonces...Yo también seré feliz. 

                      Dafne ha venido a verme. Le doy las gracias a Dios porque puedo contar con su amistad. 
                      Estoy acostada en la cama.
                       Se sienta a mi lado en la cama. Dafne también me ha estado consolando en estos días tan espantosos. 
-¿Cuándo va a regresar tu hermano?-me pregunta. 
-Aún no lo sé-respondo. 
 -No entiendo el porqué no está aquí. ¡Es un cabeza loca!
-Lo sé. 
                            Dafne también viene aquí a buscar a Ricardo. Yo pienso que Claudia está muy rara. Y su comportamiento tiene mucho que ver con la ausencia de Ricardo. Cada vez que miro a Dafne, se me parte el corazón dentro del pecho. 
                           Le cojo la mano. 
                           Mi pobre amiga no sabe que mi hermano está enamorado de nuestra prima. No lo sabe. 
-¿Crees que Ricardo pedirá mi mano en matrimonio cuando regrese de Tarragona?-me pregunta. 
                           Siento cómo se me forma un nudo en la garganta. 
                          Me siento en la cama. Me acerco a Dafne.
                         Le doy un beso en la mejilla. 
-Dafne...-contesto-Ricardo...
-Vendrá a hablar con mi padre-me interrumpe mi amiga-¿No piensas así?
                           Mis ojos se llenan de lágrimas. Lo último que quiero es hacerle daño a Dafne. Y no deseo traicionar ni a Claudia ni a Ricardo. Me siento en medio de una situación que no entiendo. A pesar del dolor que me invade, tengo que preocuparme por mi prima y por mi hermano. 
                        Son amantes. 
-Deberías de hablar con Ricardo cuando puedas-le sugiero-Te lo digo en serio. Dafne, mi hermano te quiere mucho. 
-¡Entonces, no hay más nada que decir!-trina Dafne-Hablaré con él en cuanto pueda. ¡Nos casaremos aquí mismo! ¡En la capilla! ¡Tú serás mi dama de honor, Augusta!
                         Rompo a llorar. 
-¿Por qué estás llorando, Augusta? 
                         No respondo. Dafne me mira angustiada. 
-¿Qué tienes, amiga?-me vuelve a preguntar-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? 


-No te lo puedo decir-respondo-Habla con mi hermano. 
-¿Qué le ha ocurrido a Ricardo?-se inquieta Dafne. 
-Por favor...Habla con él. 
                            Veo aparecer el miedo reflejado en los ojos de Dafne. 
                           Le aterra la idea de perder a Ricardo. Yo sé que ha perdido a Ricardo. 
                            En realidad, nunca fue suyo. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario