domingo, 31 de agosto de 2014

UNA BRISA SUAVE

DIARIO DE LA SEÑORITA CLAUDIA BALLESTER

4 DE JUNIO DE 1825

-¿De verdad se marcha Dafne de Buda?-le pregunto a Augusta.
                         Nos dirigimos al embarcadero en un carruaje de alquiler. No estoy muy acostumbrada a desplazarme en carruaje. Es muy raro. El cielo está cubierto de densas nubes negras. Augusta traga saliva.
-Dafne se va a pasar una temporada con su tía de Lérida-responde mi prima-Lleva algún tiempo queriendo que se vaya a vivir con ella. Pero Dafne se ha negado siempre.
-Hasta hoy...-recuerdo.
-Su tía es una solterona.
-¿Y por qué se va a vivir con ella? ¿Es por mi culpa?
                              Augusta guarda silencio.
                              Dafne ya está en el embarcadero cuando el carruaje se detiene. El cochero salta. Abre la portezuela. Augusta baja en primer lugar. Yo bajo detrás de ella. El cochero nos ayuda a ambas a bajar.
                              Sé que Ricardo no le ha contado a Dafne la verdad acerca de la relación que nos une. Sin embargo, no dejo de sentirme culpable.
                              Dafne tiene los ojos hinchados de tanto llorar.
                              La barca que ha de llevarla hasta Sant Jaume de Enveija la está esperando. Un criado sube a bordo de la barca el equipaje de Dafne. Mi amiga lleva puesto un vestido de viaje de color oscuro.
                              Augusta se acerca a ella. Dafne no puede controlar su llanto.
                              Yo también estoy llorando. Lloro al ver cómo Augusta y Dafne se abrazan. Lloro al ver lo desgraciada que es la mejor amiga de mi prima. También es amiga mía. ¡Qué egoísta he sido! ¡Qué egoísta soy!
                               Dafne también se acerca a mí. Me abraza con fuerza.
                               Rompo a llorar. Todo lo que está pasando es culpa mía, pienso con pesar. Me he enamorado de Ricardo.
                               Pero Ricardo siempre ha estado enamorado de mí. Jamás habría correspondido al amor que le profesa Dafne.
-¿Cuándo piensas regresar?-le pregunto.
                                Dafne se separa de mí.
-Todavía no lo sé-responde-Cuando olvide.
-¿Y crees que vas a poder olvidar?
-Amaré siempre a Ricardo, Claudia. Aunque él no me ame. Yo sí que lo amaré. Nadie podrá arrancarme este amor del fondo de mi corazón.
                              Dafne me da un beso en la mejilla.



                        Se separa de mí.
                        Yo me retiro. No quiero ver cómo se sube a la barca.
                         De pronto, oigo lo remos golpeando el agua. Oigo los sollozos que brotan de la garganta de Augusta. Y pienso que ha perdido a su mejor amiga por mi culpa.
-Ya no volveré a verla-la oigo lamentarse-Nunca más volverá a ver a Dafne. ¡Se ha ido!

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